Atacan la nave

1826 Words
Todo se estaba saliendo de control, y lo peor es que yo lo sospechaba y nadie me hizo caso. Mis ojos estaban en todas las pantallas, veía a la nave pequeña sacando a los equipos, lo triste es que en la nave solo entraban tres personas de más. Ví que en el primer viaje venía Sam, él me tenía muy preocupado, lo bueno es que pronto estará aquí con nosotros. Veía también como enjaulaban a la criatura color blanco que traía el equipo C, el profesor Katamoto y los del CCN estaban felices.  Al rato, ya todos se encontraban en la nave, muy asustados. Cerramos la nave, veíamos como los monstruos se mantenían alejados de la nave debido a la luz. El profesor Katamoto ordenó realizar estudios al humanoide blanco. Nadie murió, solo la chica que aún era un monstruo horrendo, digo que murió porque ya no era humana.  Me dí cuenta que en el día salen aquellos animales vegetarianos, y que en la noche salen los carnívoros, el primer carnívoro que vimos fue al que atacó a la militar, lo llamé Babosas; por su aspecto, luego vimos al segundo con aspecto humanoide y cierto grado de inteligencia, aquel que todavía rodea a la nave con sus decenas, lo llamé Hombres Topos, porque salieron de debajo de la tierra. Un detalle que ví en esos carnívoros es que le huyen a la luz solar como en el caso de las Babosas, aunque tolera la luz artificial como luz de bombillos y linternas. En cambio los Hombres Topos temen a todo tipo de luz, natural o artificial, por eso se activan en la oscuridad, por eso vimos a la gran mayoría de vegetarianos con franjas que le iluminaban en la oscuridad. Mientras razonaba al respecto se acercó a mí Sam, venía del laboratorio, yo me encontraba en una pequeña sala de estar. Él tomó asiento frente a mí en el sofá. _ Así se sentirían los exploradores galácticos. Al principio emocionados y luego aterrados. _ Agradecidos de que no murió nadie_ Dije. _ Ninguno de estos animales existió en el planeta tierra, ni siquiera al comienzo de la vida. _ ¿No lo ves Sam? Todo lo que hemos visto son solo mutaciones de los que quedaron encerrados en Agua Grande... _ Les hemos hecho pruebas del ADN, el resultado dirá la verdad. _ El profesor Katamoto sabe que es así, es solo que trata de engañar a los estúpidos. _ Bien. ¿Y son estos los monstruos de tus pesadillas?_ Me preguntó. _ Es raro. Realmente nunca llegué a verlos, una de las personas que sí los vió me los describió, y llegando a la conclusión, los que vimos no son nada comparado con aquellos monstruos, esos sí toleraba la luz del sol, porque llegaron en el día a llevarse la sangre que chorreaba por las estacas que traspasaba el cuello de las personas, eran más inteligentes y grandes, más sanguinarios..._ El botón detrás de mi cuello sonó esta vez dejando un dolor que se volvía más fuerte. Apreté mis ojos para apasigüar el dolor. Sam me vió y dijo: _ Bueno, espero que tú pesadilla sea de esas que no se cumplen. Iré a ver a Kioto, tenía mucha fiebre, además su papá ya lo vió aquí y se molestó con él. _ No lo dejes solo_ Fue lo que dije. Yo me levanté y salí, iba con rumbo a mi habitación pero pasando cerca de la terraza ví al profesor Katamoto afuera, respirando el aire nocturno, este fumaba un cigarrillo y prestaba atención a los sonidos aterradores que provenían de la oscuridad, más allá de la luz de la nave. _ Que bueno que existe la cura para el cáncer_ Dije. _ ¡Oh! Muchas cosas son buenas Robert. Pasarás a la historia, yo me encargaré de eso. _ Yo no he hecho nada. _ ¡Claro que sí! Hiciste posible todo esto, tu encendiste esta vieja nave y abriste el escudo para que pudiéramos pasar. _ Si me quiere hacer sentir culpable por todo esto no lo logrará. _ ¡Por supuesto que no! Aquí no hay nada que lamentar. Somos héroes, tanto dinero gastado en exploraciones galácticas y mira, teníamos un maravilloso mundo alienígena en nuestra propia casa.  _ Esto no saldrá bien. Si cree que lo peor a pasado pues se equivoca. Imagínese cuando caiga el escudo, todas esas criaturas saldrán a los países habitados porque no podrán controlar eso. Colombia, Brazil, Panamá, serán los primeros en caer, todos siendo devorados, o convirtiéndose en monstruos como la militar, y eso que solo hemos visto dos especies de carnívoros, si hay más deben de ser muchos y más inteligentes, pues no han atacado, pero están allí afuera, en la oscuridad, viendo, observandonos, para luego saber cómo a****r. No se crea superior profesor Katamoto, existen criaturas mas inteligentes que usted. _ Hay cosas que todavía no entiendes jovencito. Aquí hay alguien que necesito buscar, un alguien que quedó encerrado y será la solución de todos los problemas que se nos avecinan... _ ¡Profesor! Interrumpieron dos científicos que venían con cara de espanto. _ ¡La chica a desaparecido! _ ¿Qué? _ Alguien abrió la puerta de la jaula donde la teníamos y ella escapó. _ ¡Deben buscarla!_ Dijo él y al salir me fulminó con la mirada. Yo también entré. Los que sucedía era un problema que ellos debían resolver, así que me dirigí a mi habitación. Al llegar a esa área, ví que la puerta de la habitación donde se entraba Kioto y Sam estaba abierta, por eso me acerqué. La luz estaba encendida, todo estaba desordenado, ví un charco de sangre en el piso, eso me alarmó. _ Kioto... Sam_ Llamé casi en susurro.  Escuché algo respirar, su respiro era como si tuviera flema, supuse que era la chica militar convertida en monstruo, pero en vez de salir huyendo me dirigí a ese lugar, era el baño, debajo de la puerta salía sangre, abrí la puerta y estaba un hombre comiéndose a uno de los científicos, el hombre tenía apariencia de zombie, su piel estaba al rojo vivo como si se hubiera quemado, sus ojos eran rojos, olía terrible. Descubrí rápido quien era ese zombie; era mi amigo, Kioto. _ Ki-Kioto. Saltó sobre mí, era evidente que no me conocía, tenía los sentidos bloqueados, caí sobre la cama, corrí hacia la puerta para escapar y me resbalé con la sangre en el piso. Lo ví acercarse, me levanté como pude y salí cerrando la puerta trás de mí. No quería creer aquello. ¿Qué le había pasado? Pregunté a Catarsis: _ ¿Catarsis, dónde está Sam? _ Imposible de localizar_ Respondió. Comencé a correr no sé a donde; todos corrían de hecho, entonces llegó junto a mi Emma y Turrot. _ ¿Dónde te habías metido? Te hemos buscado por todas partes_ Habló Turrot. _ Ya estoy aquí, ¿Qué está pasando? _ Todos se están convirtiendo en ese monstruo horrendo. ¡Debemos salir! _ ¿A dónde Emma? A fuera todo es peor. ¿No han visto a Sam? _ ¡No! Entonces una explosión estremeció la nave a los lados y Catarsis alertó: _ Decenas de amorfos entrando de manera peligrosa por el área de carga. Deben buscar un refugio seguro. _ ¡Son ellos chicos! Esta vez no estoy equivocado. Los gritos de estás criaturas eran más fuertes, uno se imaginaba gigantes. Más explosiones, más gritos, la alarma sonando, gente corriendo, temblores, cosas cayéndose... Comenzamos a correr a los niveles superiores, iríamos a la Sala de control. El capitán trataba de comunicarse a través de los auriculares, pero se cortaba la comunicación. La voz de Katamoto se escuchó por el auricular: _ ¡Despeguen la Nave! Disparos se escuchaban. La cabeza me estaba doliendo, las luces rojas de las alarmas me cegaban, solo Turrot era mi guía en ese torbellino. Llegamos a la sala, no había nadie ahí, cerramos la puerta, al cerrarla , del otro lado llegó Sam. _ Abran la puerta. Le abrimos. Él entró con dos chicas de los científicos. Cerramos la puerta. Salí a abrazarlo. _ Kioto..._ traté de decirle. _ Sí, yo lo ví. Intentó asesinarme, no me reconocía, salí a buscar ayuda pero ya era muy tarde, ahora es un zombie. _ ¿Qué Kioto es un zombie?_ Se alarmó Emma. _ ¿Cómo pasó?_ Preguntó Turrot. _ Esa era su enfermedad, si no se inyectaba, en eso se convertiría. Se vino aquí sin sus medicamentos. _ ¿Es contagioso lo que tiene? _ Si Turrot. _ Lo que faltaba, monstruos, alienígenas y zombies, ni en las películas de los años 2020 se veía eso. _ Debemos salir_ Sugirió Emma. Entonces me acerqué a los controles y encendí la Nave. Más abajo de nosotros, en los niveles inferiores se escuchaba la m*****a. Catarsis había cerrado el paso a todos los pasillos que llevaban a la sala de control.  La nave despegó con algo de estrépito. Lo macabro de todo era que los monstruos ya estaba adentro desde hace rato teniendo un fuerte enfrentamiento con el ejército del capitán Makumbo. Mientras volabamos vimos como la habitación salvavidas del profesor Katamoto se desprendió de la Nave y se fue a un rumbo desconocido. Nosotros también teníamos un rumbo desconocido.  Todos ahí en la cabina teníamos cara de no creer lo que estaba pasando, yo en particular lo creía pero no lo entendía, la pregunta: ¿Cómo era posible todo aquello? No salía de mi mente. Sobrevolamos una ciudad, como la que vimos anteriormente, igual de oscura y seguramente llena de criaturas infernales. Turrot llamó nuestra atención al mostrarnos algo. _ ¡Miren eso! Nos acercamos a la ventana. En la cima de un edificio alto se veía una luz de un faro, azul fluorescente. No era obra de un monstruo. ¿Podría ser una persona? Habíamos dejado aquella luz cuando todo en la nave se apagó, oí como los motores dejaron de funcionar, todo quedó a oscuras. _ Destruyeron el software_ Dije. _ ¿Catarsis, me oyes?_ Preguntó Emma y no tuvo respuesta. La Nave comenzó a inclinarse estrepitosamente, escuché decir a Turrot que caeríamos. Corrí a una esquina y me aferré a un tubo que estaba ahí. La Nave caía y estoy seguro que ese sería nuestro final, aunque no quería morir, no así. La nave comenzó a estrellarse con los edificios. Turrot corrió a donde Emma y la abrazó para protegerla del golpe, Sam estaba cerca mío y alargó su mano y apretó la mía. Justo cuando a el parabrisa panorámico se acercaban unas estructuras que nos destruirían, se escuchó por el auricular la voz de Kioto decir: _ Sam, Robert, no me dejen. ¡Ayúdenme!  Su voz se oía aterrada y algo débil como si no tuviera fuerzas. Ví a Sam, él me vió con tristeza y escuché y sentí un fuerte golpe que me desmayó muy rápido
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