NARRA LEYLA HAWTHORNE
¿Mosquita muerta?
Al escuchar todas las cosas que esa mujer le había dicho a Braden, me puse en pie de un brinco. Quería saber quién era esa... zorra, que venía a ofrecérsele a mi esposo, a rogarle que volviera con ella y a gritar a los cuatro vientos el gran amor que sentía por él. No nada más estaba molesta por como me había llamado, sino que también me sentía celosa. No podía concebir la idea de que hubiera otra que lo amara y que estuviera dispuesta a todo por él, hasta el hecho de perdonarle el haberla dejado en el altar, mientras que yo no podía perdonarle unas cuantas mentiras y unos cuantos secretos.
—¿Quién rayos se supone que eres tú? —exclamé airada, dirigiéndome a ella, quien volteó a verme y abrió sus ojos ampliamente al reconocerme.
—Entonces... ¿era
