NARRA LEYLA HAWTHORNE —Entonces, doctor, ¿puedo seguir algún tipo de tratamiento para mejorar mi condición? —pregunté, esperanzada. —No lo hay, señora Hawthorne —respondió él—. Lamento decirlo, pero hasta ahora no existe un tratamiento que pueda llevarse a cabo para este problema. —¿Está seguro, doctor? —insistí—. Leí algunos folletos en la sala de espera y hablaban de un tratamiento llamado terapia de reminiscencia. —Sí, existe ese tratamiento, pero es solamente para las personas de avanzada edad que por efectos degenerativos de los años, han ido perdiendo la memoria. Para casos como el suyo, que la perdida de memoria ha sido por una lesión cerebral, no hay ningún tratamiento, señora Hawthorne. Suspiré con desánimo. Cuando leí ese folleto, pensé que podía haber algo que me ayudara.

