"No lo creo", dijo con incertidumbre, sin comprender bien el significado. ¿Era Valeria un hombre? No parecía posible.
"Bueno, estás a punto de follarte. Ahora, ¿dónde dejé mi polla?" dijo distraídamente mientras se giraba hacia la mesa de juguetes.
Mónica observó fascinada cómo la Señora Valeria se quitaba el traje de cuero, revelando un cuerpo femenino perfectamente normal. No se veía ningún pene. Su vello púbico también estaba bien afeitado, notó Mónica.
Valeria metió la mano en su bolso n***o de juguetes y sacó un gran consolador con arnés que era una réplica perfecta de un pene erecto. Incluso la textura y la flexibilidad del plástico rosa eran correctas. Con las correas de cuero, se lo sujetó al cuerpo para que el pene artificial quedara perfectamente colocado. Luego abrió un peque
