AITANA
De alguna manera llegamos al hotel antes de que saliera el sol.
Subimos a nuestra habitación, Elijah, yo y la música atronadora de todos los bares en los que habíamos estado esa noche, toda mezclada en mi cabeza, golpeando como un tambor. Tenía un remix súper relajado de Suga Suga de Baby Bash, que todavía me hacía bailar. Bailé directamente a la habitación mientras Elijah cerraba la puerta, pero a pesar de la cacofonía en mi cabeza, la habitación estaba vacía. Estábamos solos por primera vez en todo el día.
Solo nosotros dos.
Era el final de la primera noche de la gira, una noche increíblemente larga. Lo que se sentía como muchas noches en una sola.
Una noche increíble.
Elijah se tambaleó hasta la cama casi a oscuras y tiró sus cosas al suelo. Encendí la luz, preguntándome cómo demonios iba a mantenerme a este ritmo mientras me quitaba mis nuevas botas tambaleándome. Me recordó a la primera noche que pasamos juntos, en esa otra habitación de hotel. Excepto que esta vez no planeaba hacer nada estúpido, como desnudarme frente a él. Exactamente por eso me había medido durante la noche.
En su mayoría.
Hice lo posible para asegurarme de que esta vez Elijah estuviera más borracho que yo. No era tarea fácil. El hombre podía aguantar el alcohol. Pero, por suerte para mí, todos y sus malditos perros querían comprarle un trago, así que la embriaguez era un hecho eventual. La verdadera sorpresa fue cuando nos cruzamos con una despedida de soltera de ocho mujeres borrachas, que insistieron en enviarnos tres botellas de champaña. Jeff se negó rotundamente a ayudarnos a beberlas, aparentemente sintiéndose responsable de nuestros traseros borrachos y dándose cuenta, correctamente, de que él era la última línea de defensa sobria entre Elijah y una estampida de chicas borrachas calientes. Así que Elijah terminó ordenando a Flynn, bajo amenaza de despido, que bebiera con nosotros.
Estoy bastante segura de que Flynn estaba sirviendo sus propios tragos de manera corta, al igual que yo, asegurándose de que fueran diez por ciento champaña, noventa por ciento burbujas.
Nunca lo dijimos en voz alta, pero en algún momento de la noche Flynn, Jeff y yo definitivamente habíamos conspirado para emborrachar a Elijah.
Lo observé tambalear un poco mientras se sentaba en la cama y se quitaba las botas. Luego me quité mi chaqueta de cuero de la suerte, la tiré a un lado y hice algo estúpido.
Decidí ayudar a Elijah Colton a desnudarse.
No pude evitarlo. Verlo todo lindo, tambaleante y borracho, me provocó un impulso ridículo pero abrumador de protegerlo, tal vez porque él había sido tan protector conmigo con todo el asunto del roadie. Tal vez era estúpido y equivocado, pero realmente quería cuidarlo. Sentía que era mi deber como novia falsa.
Y me arrodillé para hacerlo.
—No te preocupes, bebé —me dijo—. No siempre me emborracho después de un show. No quisiera decepcionarte con un whiskey d**k.
Me reí y luché por desabrochar sus jeans, que tenían una cremallera increíblemente obstinada. O quizá yo estaba demasiado borracha. Él me dejó hacerlo, recostándose sobre sus manos para disfrutar del espectáculo mientras yo me esforzaba.
Cuando levanté la vista, sus oscuros ojos estaban entornados, aunque no por la bebida. Claramente estaba disfrutando un maldito montón de esto.
—No estás tan borracho —acusé.
—¿Sí lo estoy? —Una sonrisa se extendió por su rostro.
Lo miré entrecerrando los ojos, pero, para ser sincera, mi juicio estaba bastante nublado. Había dos de sus sexy caras sonriéndome.
Mierda. En la silenciosa quietud de la habitación del hotel, yo estaba mucho más borracha de lo que pensaba.
Me senté sobre mis talones. —Pensé que estabas completamente ido. Bebiste como cinco millones de tragos.
—Nope. Me emborraché viendo cómo estabas de rodillas, tratando de averiguar cómo quitarme los pantalones.
Después de eso, lo dejé que lo resolviera solo. Lo que no tardó mucho, porque para cuando salí del baño con el maquillaje retirado, los dientes cepillados y el pijama puesto, él ya estaba en la cama.
Ayer me había dado el lujo de comprarme el conjunto de camisola y pantalón a juego, solo para la gira. Eran favorecedores, pero no gritaban exactamente quiero que me follen. Normalmente dormía desnuda, pero supuse que era un hábito peligroso mantenerlo frente a Elijah.
Apagué la luz, pero Elijah había encendido una lámpara junto a la cama. Sabía que todavía podía verme. También sabía que estaba desnudo, porque cada pulgada de piel que podía ver estaba descubierta, y la única zona apenas cubierta por la esquina de la sábana tenía una forma claramente evidente.
Siguió mi mirada hacia su erección descarada, luego sonrió con arrogancia.
—Solo quería asegurarme de poder hacerlo. Por si querías.
—¿Querer hacer qué? —Crucé los brazos sobre mi pecho y lo miré.
Movió las cejas, haciéndome reír.
Me estaba provocando. Eso lo sabía. Todo esto era un juego para él. Un juego que jugaba bien y probablemente con frecuencia.
Vi cómo lo miraban esas mujeres esta noche, a todas. Si antes tenía dudas, ahora no había ninguna. Elijah Colton podía conseguirlo en cualquier lugar, de cualquier manera y con prácticamente quien quisiera. Y aun así había prometido no hacerlo mientras yo estuviera cerca. Lo que significaba que no podía culparlo realmente por hacerme pasar un mal rato.
Me permití mirar una vez su perfección casi desnuda, mientras esas preguntas inquietantes volvían a mi mente.
—¿Hasta dónde llegaría por doscientos mil dólares?
No tan lejos.
—¿Hasta dónde llegaría por Elijah Colton?
Indecisa.
Respiré y reuní valor. Por muy insegura que estuviera, tenía que establecer mi límite con él, ahora, o estaba jodida. Literalmente.
Así que le dije lo más despreocupadamente que pude:
—No esta noche, guapo.
Luego me metí en la cama vacía, subiéndome las cobijas hasta la barbilla.
—Buenas noches, hermosa —su voz era baja y rasposa por el uso mientras apagaba la lámpara junto a su cama.
—Buenas noches, Elijah.
Respiré en silencio en la oscuridad, mis dedos aún marcando el ritmo de Suga Suga… más o menos esperando a ver si iba a hacer algún movimiento.
No lo hizo.
Miré de reojo y apenas pude distinguir su brazo, tirado sobre su rostro, su muñeca sobre sus ojos, y era tan jodidamente sexy. Podría mirarlo toda la noche, la tenue luz de la ventana recorriendo las largas curvas de su piel dorada y suave…
Se movió, hundiéndose más en la cama y exhalando. Su mano fue a su entrepierna. Lo observé mientras se ajustaba. Subió la sábana sobre sí mismo. Luego respiró hondo y se quedó quieto.
Tristemente, realmente patéticamente, me sentí mal. Mal porque Elijah Colton tuviera que desperdiciar una erección perfectamente buena por mi culpa.
También me sentí más caliente que nunca en mi vida.
Las cosas que quería hacerle ahora, en la oscuridad, me hicieron sonrojar… y al mismo tiempo, hicieron que mi clítoris palpitara, mi v****a se contrajera con necesidad mientras resistía la urgencia de meterme en la cama con él. Quizá sí necesitaba un vibrador. ¿Cómo más iba a sobrevivir las próximas seis semanas sin molestar a Elijah mientras dormía?
Esperaba estar lo suficientemente borracha para quedarme dormida pronto y olvidar lo bien que se sentía estar en sus brazos esta noche… la sensación de sus besos por mi cara, mi cuello…
—Me gustas en rosa.
Gimí en silencio, metiendo mi boca en la almohada para callarme. Me di la vuelta, dándole la espalda, y me pregunté si había cometido un error enorme al aceptar que todo esto era solo para aparentar.
Porque lo quería. No podía evitar quererlo.
Había tenido su cuerpo contra el mío, sus manos sobre mí, su lengua en mi boca… y peor, había visto esa mirada en sus ojos. La que decía quiero follarte. Era una mirada que no había experimentado de cerca en demasiado tiempo.
Escuché el suave rugido de sus respiraciones profundas y bajas mientras se quedaba dormido. Y sí, lo quería.
Podía admitir eso a mí misma aquí en la oscuridad.
Nunca había querido a nadie más.