Capítulo 3.

4573 Words
♦️El estafador salió estafado♦️ Vanesa estaba enamorada de su nuevo auto, olía a limpio, y los asientos de piel se sentían muy bien entre sus manos, no podía creerlo, había conseguido un auto, de seguro el pobre imbécil al que le robaba tenía tanto dinero que ni siquiera se daba cuenta de que estaba siendo usado. Vanesa se sentía la mujer más lista e invencible del mundo, conducía sin tener licencia y no le importaba ni un carajo, piso el acelerador escuchando el ronroneo del motor, era un sonido que la excitaba y la hacía sentirse húmeda ahí abajo. De pronto tenía muchas ganas de coger, quería que alguien la penetrara dentro de ese hermoso vehículo, pero de ningún modo iba a ensuciar los lindos asientos, se detuvo a la orilla de la carretera y encendió la radio, se llevó su mano derecha a sus genitales y empezó a ejercer presión, se sentía cada vez más caliente y quería gritar de placer, se desabrochó el cinturón de seguridad y se desabotonó el pantalón de mezclilla, lo bajó solo un poco para poder meter su mano y se retorció al tocar su sensible clítoris, sus dedos bajaron un poco más y sintió lo lubricada que estaba, metió sus dedos en su interior sintiendo la calidez de su cuerpo, quería pensar en un hombre que la excitara aún más, pero en su cabeza no había nadie que la encendiera tanto, –Giovanni—susurró e imaginó al hombre de sus sueños, alguien con la v***a tan grande que no cupiera en su interior, estaba teniendo un momento realmente feliz, hasta que su celular empezó a sonar, lo ignoró y continuó en lo suyo, pero el teléfono no dejaba de sonar interrumpiendo sus pensamientos. Sacó su mano y la miró con desagrado, había perdido la excitación y ahora todo lo que sentía era asco, buscó en su mochila y sacó una servilleta, se limpió los dedos y tomó su teléfono. –Vanesa ¿Dónde mierda estás?. Vanesa rodó los ojos y suspiró. –¿Ahora que ocurre Cassie?. —Tienes que largarte, no se que mierda hiciste, pero te están buscando, hoy vinieron tres tipos, tenían un acento raro, están preguntando por ti, los malditos parecen matones, ¿Dime quienes son?. Vanesa se mordió el labio inferior y empezó a entrar en pánico, —¿Qué fue lo que les dijiste?. —Qué no te hemos visto en meses, Vanesa, ¿Debes dinero?. Vanesa entonces se preguntó. ¿Cuánto dinero había gastado?. —No, gracias por avisarme, tengo que colgar. —Vanesa, ¡Vane… Vanesa colgó su teléfono y condujo hasta su departamento, se apresuró a entrar y en su mochila metió algo de ropa, y algunas cosas importantes, se tropezó con una caja de zapatos y miró las otras seis cajas que estaban tiradas en el suelo, «Mierda… ¿Qué hice?», se apresuró a levantarse y abrió la puerta para emprender una huida, pero con todo lo que se topó, fue con un hombre en traje n***o, intercambiaron miradas y Vanesa tragó saliva escuchando como esta atravesaba su garganta, –Buenas tardes — dijo el hombre mientras se quitaba las gafas de sol que traía puestas, era verdad, tenía un acento un poco extraño. —Buenas tardes. Aquel hombre miró a Vanesa de pies a cabeza y regresó a sus ojos, había cierta desaprobación en su mirada, aquel tipo era alto y de complexión doble, estaba entre los treinta años y no parecía un tipo muy sociable. –Eres Vanesa… Trammel. –No señor, está equivocado. –Niña, no fue una pregunta, sólo responde, ¿Por las buenas, o por las malas?— preguntó el hombre mientras miraba detenidamente a la pobre Vanesa, quien empezaba a transpirar un poco. –¿Quién es usted?, ¿Y qué quiere?. Aquel hombre dio un paso atrás, e hizo una seña con su cabeza, dos hombres aparecieron ante ella y uno de ellos la sujetó con fuerza mientras el otro ponía un pañuelo sobre la nariz y la boca de Vanesa, no olía a nada, pero Vanesa empezaba a sentirse muy mareada. El pañuelo estaba lleno de Escopolamina y no tardó mucho en hacer efecto en la joven mujer. —Llévenla al auto— ordenó Chuck, uno de los hombre se echó al hombro a la drogada mujer y obedeció la orden. …………… Vanesa despertó sobresaltada y con la respiración agitada, se examinó así misma y respiró un poco aliviada al verse intacta, se talló la cara y miró a su alrededor, su entrecejo se arrugó y entró en pánico, estaba en una habitación enorme y limpia, sin duda no era ningún lugar que ella reconociera, se puso de pie y se sintió algo mareada, la cabeza le dolía y sentía un poco entumecido el cuerpo, fue a la puerta y trató de abrirla pero esta estaba cerrada, trató de forzarla para que se abriera pero era imposible. «¿Dónde mierda estoy?», se preguntó así misma y miró las cortinas de una ventana, se apresuró a abrirlas y su corazón se detuvo por completo, la puerta de la entrada hizo ruidos y Vanesa corrió a ver quien era, pero al mismo tiempo buscó algo con que defenderse. El hombre de antes entró y al ver a la joven sosteniendo una lámpara en sus manos, sonrió. —Baja eso, el jefe quiere verte — dijo aquel hombre y dio media vuelta, Vanesa dudó en seguirlo, pero al final lo hizo, tenía que saber dónde estaba. Siguió al hombre por un enorme pasillo, hasta que llegaron a una puerta de madera de dos hojas, aquel hombre abrió una puerta y la miró. —Entra— ordenó al ver que la joven no caminaba. Vanesa tragó saliva y dio pasos pequeños al interior de lo que parecía ser una oficina, Dentro había una bonita sala, había ventanales que daban a un bonito jardín, y había un olor a limpio en el aire muy agradable, pero todo se puso oscuro al ver al hombre que estaba sentado detrás de un escritorio fumando, tenía el ceño fruncido y había un aura negra a su alrededor, el tipo miró a la chica entrar y dio una gran calada de su cigarro, la miró detenidamente y dejó salir el humo de su boca y de su nariz. Vanesa miró al hombre y se puso un poco rígida, el tipo era guapo, usaba una camisa de vestir blanca con las mangas enrolladas hasta los codos, y sus brazos estaban tatuados, al igual que sus nudillos, usaba algunos anillos de oro, se veía molesto, y su mirada casi hacía que Vanesa se desmayara. –¿Sabes quién soy?—preguntó el hombre con una voz firme y potente. Vanesa negó con la cabeza, incapaz de hablar. —Soy Giovanni Berlusconi, y tu me has estado robando. Los labios de Vanesa empezaron a temblar y miró en todas direcciones en busca de alguna excusa. –Yo no he robado, me han dado las cosas, no es lo mismo. —Ya veo que eres una cínica, pero no me sorprende, como sea usaste mi nombre para tu beneficio, y ahora tienes una deuda conmigo, así que voy a ir directo al grano, por que tengo muchas cosas que hacer, en unos días vas a conocer a mi familia, si te los ganas y te aprueban te daré la oportunidad de pagarme, si ellos te rechazan y no les agradas, irás directo a la cárcel por estafadora — dijo el hombre mientras su atención estaba en su cigarro. —Estas loco, por supuesto que no, ni siquiera se donde estoy. Giovanni hizo un gesto de desagrado casi como si esa mujer oliera mal. –No estas en posición de negarte, me debes medio millón de dólares, ¿Tienes para pagarlo? , adelante, págame y te dejaré ir, de lo contrario, solo dime una vez más que vas a negarte a lo que yo mando, y te voy a mandar a la cárcel, es ahí donde deberías de estar. Vanesa sintió miedo de cómo aquel hombre hablaba, no cabía duda de que no estaba dispuesto a negociar, era lo que él decía y punto, además, ella no tenía ese dinero, ni siquiera tenía veinte dólares, no tenía ahorros y en su familia nadie la ayudaría. –Muy bien, haré lo que tú digas… —Usted—le corrigió aquel hombre. —Lo que usted diga, ¿Pero mi deuda quedará saldada una vez que conozca a su familia? —preguntó Vanesa no muy feliz, de hacer lo que él le pedía. —No, si mi familia te aprueba entonces te pagaré mil dólares al mes, que serán dados para saldar tu deuda…hasta que termines de pagar te quedarás en mi casa, harás lo que yo te diga y no quiero que cuestiones nada. —¿Y de que voy a vivir?. —Eres tan molesta, mi asistente te va explicar todo, ahora largo, no quiero verte mas aquí. Vanesa hizo un puchero y salió de aquel lugar, ahí afuera estaba el hombre de la última vez, usaba unas gafas y tenía el mismo aspecto de desagrado que el hombre de adentro. —Yo soy Chuck, soy el asistente del señor Berlusconi, ven, tenemos mucho que hacer —dijo el hombre y empezó a caminar. Vanesa lo siguió mientras admiraba el lugar. —¿En donde estamos?. —En la casa del señor Giovanni. —Si, pero…¿En donde?. —Italia— respondió Chuck de lo más tranquilo, Vanesa se atragantó con su propia saliva y tosió con fuerza. —Q-Que.. ¿Italia?. —No hagas tanto alboroto, ahora mira, esta es la sala, puedes estar aquí cuando quieras, siempre y cuando no esté el señor Berlusconi aquí—Dijo Chuck y le mostró la enorme sala con muebles de última generación y de un color caoba reluciente, caminó un poco más ignorando que la chica detrás de él se estaba ahogando y llegó hasta el comedor, —Este es el comedor, tu vas a desayunar a las ocho, no antes, no después, a las ocho, la comida te la llevarán a tu habitación y si quieres cenar puedes hacerlo en la cocina. Chuck le señaló una puerta de cristal y dijo, —Ahí esta la cocina — continuó caminando y la llevó al segundo piso, —Esta será tu habitación, si es que te quedas, la habitación del jefe es la de a lado, no lo interrumpas, no lo busques y no le hables si él no te habla, si tienes una pregunta busca a las empleadas de la casa y si no, puedes buscarme a mi, pero yo preferiría que no, el señor Berlusconi tiene novia, ella a veces se queda a dormir aquí, duerme en la habitación de él, tampoco te metas con ella si no quieres problemas—Chuck suspiró y miró a la joven, —El Señor está buscando una esposa falsa, la familia Berlusconi no aprueba a su novia actual, así que no aceptarán una unión entre ellos, Giovanni tiene que casarse en menos de un mes o el mando de todo le será dado a su primo, por eso es importante que la familia te apruebe a ti. —Espera…¿Él espera que me case con él?— preguntó Vanesa un poco aterrada. —Si, pero sólo por unos meses, después se divorciará de ti y se casará con su novia, como ya te dije, solo serás una esposa de mentiras, no se te ocurra decir nada, ¿Entendiste?. Vanesa asintió un par de veces y siguió caminando detrás de él. —Hoy iras con alguien para hacerte un cambio de imagen. —¿Cambio de imagen?, ¿Qué tengo de malo? — preguntó ofendida. Chuck se giró y la miró de pies a cabeza, —Todo— respondió. Se detuvo en seco y se dio la vuelta, —Ya es todo, puedes andar en cualquier parte de la casa, excepto en el despacho y en la habitación del jefe, ahora vete, en un rato te irán a buscar—dijo Chuck y se alejó de ella. Vanesa se quedó sola y deambuló un poco antes de ir a su habitación, no era tan malo, viviría en una enorme casa, con comida gratis, aunque no entendía del todo la situación, ¿Quién era la familia Berlusconi?, ¿Por qué no aceptaban a la novia del ogro?, ¿Por qué se tenía que casar?, había muchas interrogantes, pero estaba claro lo que ella tenía que hacer, se dio de golpes mentales al haber robado todas esas cosas, «Que estúpida soy, y mi auto… Dios mi auto», se recostó en la enorme cama y miró el techo blanco, estaba sumergida en sus pensamientos cuando alguien tocó a la puerta. Vanesa se puso de pie y fue a abrir, afuera había una mujer sonriente, delgada, bonita y con carisma. –Hola, soy Flora, ¿Tu eres Vanesa?. —Si— respondió Vanesa y estiró su mano. –Mucho gusto, vengo por ti, vamos a ir a mi salón de belleza. —¿Tu eres empleada?—preguntó Vanesa mientras caminaba a la salida junto a Flora. —Mmmmm, algo así, soy la estilista de Claudeth y de Bianca. —No las conozco —dijo Vanesa. —Ah, es verdad, lo siento, Claudeth es la hermana de Giovanni, ¿Ya lo conociste?. —Si, el hombre con un aura oscura — respondió Vanesa sintiendo escalofríos de sólo recordarlo. Flora sonrió y asintió, —Si, ese, y Bianca es su novia. —¿Ese hombre tiene sentimientos? — se preguntó Vanesa así misma. —Con Bianca es muy diferente, ante ella es muy dócil, ya lo verás— respondió Flora. Vanesa no sabía como una mujer pudo conquistar a un hombre como él, todo a su alrededor gritaba ‘Aléjate de mi’, si, tenía que admitirlo, él tipo estaba como quería, pero de ahí en fuera, no había nada que llamara su atención. Llegaron hasta un salón de belleza, donde había cinco trabajadoras y muchas mujeres que querían hacerse algo, Flora saludaba a todas cordialmente, guio a Vanesa hasta la parte trasera y la dejó sentada en una silla frente a un espejo. —Muy bien, empezaremos por tu cabello, lo cortaremos hasta el mentón y lo pintaremos de n***o, tienes una piel blanca así que el color te quedará bien. —¿Cortarlo hasta el mentón? —preguntó Vanesa y se tocó su melena descuidada. —Si, no te preocupes te quedará bien el corte, te hará ver fresca y joven— dijo Flora y le puso una bata negra a su alrededor, Vanesa hizo un gesto de inconformidad y no le quedó más que resignarse, de cualquier forma era sólo cabello, volvería a crecer. Después de un rato solo veía como su cabello caía a su alrededor, le pusieron algunos tratamientos y luego el tinte de cabello. —¡Vaya¡—exclamó Vanesa al verse al espejo, si, el color le quedaba bien, y aunque su cabello era muy corto, le daba cierta sensualidad. —Te lo dije—dijo Flora satisfecha, —Ahora viene el maquillaje. —No suelo usar maquillaje. —Si, tienes una piel muy limpia, te daré una crema con maquillaje, algo que no sea complicado, tienes ojos grandes, así que no necesitas un delineado, solo una máscara de pestañas y estarás bien. Flora le habló a una de sus maquillistas y le dio órdenes de lo que le iba a hacer a Vanesa. Chuck conducía enfadado, hoy había tenido un día sumamente ajetreado y no conforme con eso, aún tenía que pasar por esa niña, llegó al salón de Flora y miró su reloj, tenía que ir a una reunión con su jefe en dos horas y aún tenía cosas que hacer, llegó a aquel lugar pero no veía a Vanesa, sintió un ligero dolor de cabeza al pensar que la escuincla había escapado, no tenía tiempo para buscarla, fue hasta donde estaba Flora y miró a la joven junto a ella, era una chica bonita, lástima que no tenía tiempo, si no la invitaría por algo de tomar, —¿Dónde está la chica? —preguntó Chuck muy molesto. Flora se rio de él y con una mano le enseñó a la chica que tenía a un lado, Chuck miró a la joven y se dio cuenta de que era ella, estaba tan diferente que no la reconoció, pero al verla más detenidamente, si, sin duda era ella. —¿A que creíste que había huido no? — preguntó Vanesa con una sonrisa al ver el rostro de Chuck, ahora la veía diferente, ya no había desaprobación en su mirada, Chuck se aclaró la garganta y se puso sus gafas de sol. —Vámonos, tenemos que comprarte ropa— dijo Chuck mientras sacaba dinero de su cartera, le pagó a Flora y sin más dio media vuelta. —Adiós Flora, y gracias— dijo Vanesa mientras agitaba su mano derecha y en su mano izquierda sujetaba la crema con maquillaje que flora le dio, el rímel y algunos otros productos de maquillaje. Flora le sonrió y suspiró, siempre le había gustado Chuck, él era alto y masculino, y con sus gafas se veía muy intelectual, además tenía un físico que hacía fantasear a cualquier mujer. …………. Chuck se estacionó en una tienda de una marca muy famosa y miró a Vanesa de reojo, —bájate y sígueme—ordenó. Vanesa se bajó y siguió al bien vestido hombre, entraron a la tienda y una dependienta se acercó a ellos. –¿Puedo ayu… —No —respondió Chuck interrumpiendo a la sonriente mujer, tomó ropa de diferentes estilos, de vez en cuando miraba de re-ojo a Vanesa y seguía agarrando ropa, agarró al menos once conjuntos y se los dio a Vanesa. —Ve pruébatelos— ordenó Chuck. Vanesa apenas y podía ver con toda la ropa que tenía sobre ella, se metió a un vestidor y dejó caer todo sobre una banca, se miró al espejo y sonrió, se puso un vestido rojo de mangas largas y con listones negros, era corto y se veía muy bien, se miró las piernas y se alegró de haberse afeitado, si no, parecería un oso, salió del vestidor y Chuck que estaba ocupado en su teléfono apenas y la miró. —Ponte otra cosa —ordenó. Vanesa regresó adentro y de mala gana se desvistió, se puso un vestido n***o con cuello de tortuga y sin mangas, tenía un cinturón muy bonito de color blanco y el vestido llegaba debajo de las rodilla, era ajustado y resaltaba sus curvas, se miró al espejo y se sintió muy sexi, era la primera vez que usaba algo así, salió del vestidor y Chuck la miró, la escaneo de pies a cabeza y asintió, llamó a la dependienta y dijo. —Nos lo llevamos. —¿El vestido? — preguntó la mujer mientras admiraba a Vanesa, —Todo— dijo Chuck. Mientras la mujer llevaba todo a la caja para cobrárselo, Chuck se fue al área de zapatos, tomó cuatro pares y los llevó a la caja, —Esto también— dijo Chuck y miró de nuevo su reloj. —Oye, esto no se me va a cobrar, ¿O si? — preguntó Vanesa al ver todo lo que Chuck agarró. —No— respondió el hombre y sacó una tarjeta de crédito. …………. —No entiendo por qué no puedes oponerte— cuestionó Bianca mientras miraba el suelo desconsolada, —Ya te lo expliqué, solo será unos meses, después me casaré contigo, solo aguanta un poco — dijo Giovanni tratando de animarla. —¿Aguantar?, ¿Y quién es esa tipa?, ¿Y si ella se aprovecha de la situación?. —Es una mujer cualquiera, no tiene nada de especial, no tienes que preocuparte por ella, simplemente es una empleada más— respondió Giovanni y se acercó a Bianca para acariciar su cabello rubio y largo. —¿Y por qué la has instalado en la habitación de a lado?. —Es solo por precaución, mi madre a veces viene y si la pongo en la casa de servidumbre, va a sospechar, tampoco puedo ponerla en la habitación de huéspedes. —Entonces vendré a quedarme contigo, no quiero que esa tipa trate de intentar algo contigo — dijo Bianca un poco celosa, y también temerosa de que otra mujer se interpusiera entre ellos. —Aunque tratara, yo tendría que aceptar, y créeme, ella no me gusta, ni me agrada un poco, solo te amo a ti, ¿Entiendes?, pero si quieres venir a quedarte unos días, yo no tengo problema. Bianca sonrió, y abrazó a Giovanni, jamás dejaría que alguien le quitara a su hombre, alzó la cabeza y Giovanni bajó un poco la suya, sus labios tocaron los de ella y se dieron un beso apasionado, estaban besándose cuando la puerta de la entrada se abrió, Chuck llegó primero y miró a su jefe, —Ya está lista—Dijo Chuck. Giovanni no tenía altas expectativas sobre la mujer pero al verla, se sintió sorprendido, ella entró vistiendo un ajustado vestido n***o, su cabello estaba diferente, mucho más brillante y el corte le sentaba bien, se veía sexi, se veía más limpia y su rostro se veía muy suave, tenía hermosos ojos aceitunados y los labios de un rojo intenso, usaba tacones altos y eso la hacía ver con más elegancia, sintió un golpe de su lado derecho y salió de sus pensamientos, miró a Bianca y notó que estaba enojada. —Está bien, al menos ya no pareces de la calle— dijo Giovanni, —Como sea, ella es mi novia Bianca, se quedará unos días aquí en la casa, mientras esté aquí será la señora de este lugar, espero que la respetes y la obedezcas, ¿Entendiste? — le preguntó Giovanni a Vanesa, Vanesa miró a la mujer que estaba junto al ogro, ella era alta, tenía una bonita figura, tenía el cabello rubio y suelto, tenía una piel bronceada muy hermosa y vestía ropa de diseñador, era bonita pero había algo en ella, que la hacía lucir… como una maldita bruja, —Si, señor—respondió Vanesa, —¿Así que tu fuiste la arpía que se atrevió a robarle a mi novio?, al menos ya se que te gusta robar cosas, espero que no robes nada mientras estés aquí— advirtió Bianca mientras sujetaba el brazo de Giovanni, marcando su territorio, —No robare nada— dijo Vanesa, sintiéndose ofendida, —Señor, la reunión —dijo Chuck mientras veía su reloj de nuevo, Giovanni asintió y miró a Bianca. —Espérame aquí, tardaré sólo un par de horas —dijo Giovanni y acarició el rostro de Bianca de una manera cariñosa, Vanesa no podía creer que el fuera una persona amable o gentil, pero con su novia usaba un tono de voz más calmado y cariñoso, sintió ñañaras en el cuerpo y miró hacia otro lado, Los dos hombres salieron de la casa y Bianca aprovechó para hablar con Vanesa, —No se te ocurra meterte con mi novio, mantén tu distancia y no le hables —advirtió Bianca. Vanesa arrugó el entrecejo y luego sonrió, —No planeaba hacerlo, yo tengo novio y lo amo, solo estoy aquí por mi deuda, una vez la pague, me largo, así que no se preocupe por mi. —¿Preocuparme?, ja, tu no me llegas ni a los talones, pero conozco a las trepadoras como tu, espero que me hagas caso y mantengas tu distancia, no me quieres de enemiga — dijo la engreída mujer y se marchó habiendo dicho eso. Vanesa estaba apretando los puños, solía defenderse de gente como Bianca, de gente como Giovanni, pero justo ahora no estaba en posición de pelear, no era estúpida y sabía cuando controlarse, –Disculpa, ¿Dónde pongo esto?. Vanesa se giró y miró a un hombre, usaba un pantalón de vestir n***o y una camisa blanca, tenía una piel bronceada y una barba de candado muy bien formada, era muy guapo y tenía un cuerpo musculoso, era toda la línea de Vanesa, era un Italiano muy sexi, miró las bolsas que contenían la ropa que compró junto con Chuck y sonrió. —Si, ven conmigo, te diré donde— respondió Vanesa con una sonrisa coqueta, el tipo siguió a la chica y no dejaba de verle el bonito trasero que ella tenía, tenía una cintura pequeña y un trasero enorme, tenía una piel blanca y no bronceada o morena como las mujeres italianas, era una verdadera belleza americana, llegaron a una habitación y Vanesa le dijo donde dejar las bolsas, —¿Trabajas aquí? — preguntó Vanesa mientras se sentaba en la cama y ponía una pose sexi, aquel hombre la miró y se preguntó ¿Quién era ella?, ¿Y qué relación tenía con él Duque?, no quería meterse en problemas, —Si, trabajo como guardaespaldas y como guardia. —Ah, ya veo, pues… — dijo Vanesa y se puso de pie, caminó hasta el hombre y estiró su mano, —Yo soy Vanesa, ¿Y tu?. El hombre estrechó la mano de la mujer y miró sus pechos, ella tenía buenas curvas. —Yo soy, Santino. —Pues es un placer— dijo Vanesa y se lamio los labios, —Yo no te había visto antes, ¿Eres familiar del Duque? —preguntó Santino. —¿Duque? — preguntó Vanesa. —Bueno así le decimos al señor Berlusconi, es un apodo. —No, no soy de su familia, solo soy una… amiga de la familia, nada importante — dijo Vanesa. Santino sonrió satisfecho de su respuesta y pensó que entonces tal vez podría conocer más íntimamente a esa bonita mujer. ▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️▪️ Extra: Giovanni subió al auto en el asiento de atrás y Chuck se subió en el asiento del copiloto, mientras que otro hombre se subió en el asiento del piloto, —Tengo que admitirlo, esta vez Flora se lució. Chuck sonrió y asintió, —Quedó bien, pero aún falta que tu familia la apruebe, dime una cosa, ¿Qué harás si a tu padre no le gusta como tu futura esposa? — —La meteré en la cárcel, como dije—respondió Giovanni mientras miraba su teléfono, —Pero después de todo, fuiste tu quien aprobó las compras que ella hacía, no cuenta como un robo — dijo Chuck, —Ella no lo sabe, y si no me sirve, ¿Pará qué la quiero?, además le estaría haciendo un favor, se ve que la mujer no tienen ni para comer, al menos en la cárcel tendrá una comida diaria y donde dormir. Chuck sonrió y pensó que su jefe era un poco cruel, pero el siempre había sido de ese modo, aún no entendía por qué quería tanto a Bianca, ella era solo una oportunista, no era una buena mujer para Giovanni, el cruel y ella cruel, esa no era una buena combinación, se alegraba de haber persuadido a su jefe de que trajera a la chica y la usara para su conveniencia, ahora solo esperaba que Vanesa hiciera su trabajo.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD