ELINA
Inmediatamente después de decretarme, a regañadientes, como la ganadora de la competencia, la madre del rey se pone de pie y abandona la tarima, mientras el rey, tratando de guardar un poco las apariencias, felicita a todos los ganadores y da la orden de disponer de los restos de los participantes que murieron durante la competencia, así como también le desea al resto de los súbditos que sigan disfrutando del festival, luego él también abandona la tarima pareciendo contrariado.
Un segundo después, estoy rodeada por un centenar de personas, algunas de las cuales intentan tocar mi pelaje, pero un gruñido de advertencia se me escapa cuando alguien pone su mano en mi pata herida, y eso es suficiente para que las personas pongan una sana distancia entre ellos y mi loba, la cantidad de personas y la forma en que hablan de mí como si yo no estuviera allí, me empieza a hacer sentir incómoda por lo que no quiero transformarme de vuelta a mi forma humana delante de todas estas personas, y mi alfa parece notarlo pues de inmediato se pone al frente de la situación y empieza a alejar a las personas de mí.
A él se unen otros miembros de nuestra pequeña manada, incluyendo a mi familia, quienes poco a poco van formando un círculo de protección a mi alrededor, y puedo transformarme tranquilamente de vuelta a mi forma humana, quedando desnuda ante ellos, llena de sangre y barro, con heridas aún abiertas, pero que están sanando mucho más rápido de lo que lo harían normalmente, incluso más rápido que en otros lobos, y no soy la única en notarlo, pues casi sin darme cuenta cómo o cuándo, noto las manos expertas de mi madre recorriendo las heridas y murmurando cosas como “Esta ya está prácticamente sanada,”.
“Es increíble,” ella exclama finalmente.
“¿Qué?” le pregunto con curiosidad.
“Lo rápido que sanas, nunca había visto nada así… claro que es normal para alguien de tu linaje, supongo que los médicos del rey y su familia están acostumbrados a ver esto, pero aun así no dejo de asombrarme,” ella dice, más para sí misma que para los demás.
“Ya no duele tanto,” le respondo en tono suave, tratando de apaciguar la expresión de preocupación que surca su rostro.
“Debe haberte dolido mucho cuando te las hicieron,” ella me dice con los ojos llenos de lágrimas y yo la abrazo.
“No dolió tanto, mamá, no te preocupes por ello,” le digo tratando de consolarla.
“Oh, Ellie, casi me matas del susto, pensé que morirías frente a mis ojos, ¿por qué hiciste eso? ¿por qué no nos dijiste nada?” ella me dice con la voz entrecortada y yo me siento culpable de inmediato.
“Lo siento, nunca pretendí mentirles, pero no quería que se preocuparan y después no me dejaran competir,” yo le respondo y mi padre se une a nosotras.
“Pudimos haberte ayudado a entrenar si esto era realmente lo que querías hacer, sabíamos que algo estaba pasando contigo, pero pensamos que era simplemente la emoción por participar en tu primer festival, nunca se nos ocurrió pensar en que podría tratarse de esto,” mi padre dice con el ceño ligeramente fruncido, pero con voz suave y ojos comprensivos.
“Sí, nos diste un gran susto hermanita,” Elijah dice mientras me pone una mano en el hombro, haciéndome encoger por el dolor, y él la quita inmediatamente con una expresión de culpa mientras trata de disculparse repetidamente.
“Sabía que te estaba doliendo,” mi madre acusa, acercándose a mí para revisar mejor las heridas, pero de repente me siento demasiado consciente de mi desnudez y trato de taparme con mis brazos.
Marcus, el mayor de mis hermanos, lo nota y de inmediato se quita su camisa y me ayuda a ponérmela, lo cual causa que se me escapen algunas otras expresiones de dolor, haciendo que mi madre se preocupe aún más, pero no alcanza a decirme nada, cuando uno de los guardas personales del rey se acerca a nosotros y después de aclararse la garganta, dice en una voz firme pero calmada:
“Señorita Bloodmoon, su alteza real, la princesa Agatha, solicita su presencia en el salón del trono,” él empieza a decir y cuando nota que ninguno de nosotros hace un solo movimiento que indique que voy a seguirlo, se voltea hacia mí y añade en un tono menos amable: “Ahora mismo,”
Asiento de inmediato y me dispongo a seguirlo rápidamente, pero antes le dirijo una sonrisa tensa a mi familia, quienes parecen no querer dejarme ir sola y la preocupación por lo que pueda pasarme allí dentro es evidente en sus rostros, pues la clara molestia de la madre del rey cuando gané la competencia es razón suficiente para que cualquier persona pueda creer que ella o alguien en la guardia real quieran hacerme daño, después de todo soy la única sobreviviente de sus antiguos enemigos, y por lo tanto represento un gran peligro para ellos y para la estabilidad de su corona.
El guardia real lidera el camino de vuelta al palacio, el cual se alza sobre una pequeña pendiente, una estructura enorme hecha de piedra lisa de color gris oscuro, lo cual le da una apariencia fantasmagórica y lúgubre, pero al mismo tiempo imponente, casi como si se quisiera demostrar el enorme poderío de quienes allí habitan, y tengo que recordarme a mí misma que eso era precisamente lo que querían mis ancestros, quienes son los responsables de haber construido esta enorme edificación, y también me tengo que recordar que de nada les sirvió, pues fueron asesinados dentro de estos mismos muros y no hubo nada que pudieran hacer al respecto.
Un sentimiento de sobrecogimiento me invade cuando estamos a punto de cruzar las enormes puertas del palacio, nunca en mi vida he entrado a este lugar, siempre había visto el palacio a la distancia y cada vez que lo hacía se me retorcía el estómago al pensar en los horrores que mi familia vivió allí, y esa misma sensación vuelve a mí con toda su fuerza haciendo que mi estómago se retuerza como si tuviera miles de nudos en él, las manos me empiezan a sudar y siento mi cabeza dar vueltas, pero trato de calmarme pues no puedo permitir que ellos vean lo mucho que me afecta estar en este lugar, sobre el mismo suelo en el que se derramó la sangre de mi familia, el lugar en el que nací y no sé si será el lugar en el que moriré, pues tan pronto como entro, noto que el rey está sentado en su trono, rodeado por sus guardas reales y junto a él se sienta su madre.
Todos me miran fijamente con diversas expresiones en sus rostros, algunos de los guardas muestran genuino interés en mí, casi como si les causara curiosidad mi sola existencia, algunos parecen molestos y me observan con disgusto, otros se ven confundidos, casi como si les sorprendiera que estuviera aquí frente a ellos después de lo que acaba de pasar; la princesa Agatha por su parte parece preocupada y tensa, con su postura totalmente rígida y sus labios firmemente apretados entre sí, pero quien realmente me desconcierta es el rey Bastian.
Tan pronto como entro al salón del trono, él me mira de pies a cabeza y luego frunce el ceño, pero no es sino hasta que estoy a mitad del salón y me acerco cada vez más, que noto como sus fosas nasales se dilatan un poco, casi como si me estuviera olfateando y su ceño se pronuncia aún más, él parece verdaderamente molesto y me mira con sus ojos verdes con una intensidad que casi pareciera querer leer mis pensamientos, mi corazón responde a su mirada latiendo con fuerza y yo siento miedo por lo que vaya a suceder a continuación, pero también siento algo más, algo que nunca antes había sentido.