ELINA
Tan pronto como despierto mi cuerpo se paraliza por la sorpresa, siento algo pesado sobre mí que me está acalorando y haciendo sudar, y cuando veo hacia abajo, veo un brazo enorme rodeando mi cintura, por el aroma creo adivinar a quien le pertenece ese brazo pero estoy demasiado conmocionada para girar y confirmarlo, así que permanezco lo más quieta posible para no despertarlo también, siento su respiración en mi nuca y un tremor hace que la piel se me erice y el corazón se me acelere, y es entonces cuando los vagos recuerdos que tengo de anoche empiezan a resurgir de nuevo.
Los sueños horribles que estaba teniendo en donde los rogues que nos atacaron me increpaban por estar del lado de los Vark y por defenderlo a él, pero lo peor del sueño fue cuando finalmente los asesiné a todos y ellos se transformaron nuevamente en humanos y fue entonces cuando vi a mis padres, primos y abuelos entre los rogues muertos en el suelo en medio de un poso enorme de sangre; hasta hace unos segundos creí que en realidad nunca había despertado del sueño y la parte en que Bastian venía hacia mí y me consolaba sólo había sido parte de ello, pero ahora veo que fue real.
Me toma unos segundos darme cuenta de que no estamos solos en la habitación y hay alguien de pie junto a la puerta, viéndonos con la cabeza inclinada hacia un lado, supongo que su entrada fue lo que me despertó, pero él no dice nada, sólo nos observa con curiosidad, es un hombre joven, vestido con una bata blanca por lo que asumo que es uno de los médicos del hospital, y si la memoria no me falla, creo haberlo visto en medio del caos que se formó cuando llegamos al hospital después del enfrentamiento con los rogues; su presencia me hace brincar casi de inmediato y el rey se despierta con un gruñido molesto, me mira con confusión y por un momento parece paralizado mientras me mira a los ojos, luego su mirada se desvía hacia el médico que está de pie junto a la puerta y él se pone de pie de un salto.
Su cara se contrae de inmediato en un gesto de dolor y el médico corre a su lado para ayudarlo a volver a su cama, mientras le dice con voz amable: “Con cuidado, su majestad, puede lastimarse aún más si hace esos movimientos bruscos,”
“No, no, es solo que ella estaba teniendo algunas pesadillas y fui a revisar que todo estuviera bien, debí haberme quedado dormido por accidente,” él trata de explicarse con un gesto incómodo, pero el médico le hace una seña con la mano para restarle importancia al asunto.
“Está bien, no tiene por qué explicarse, su majestad, esas cosas pasan más seguido de lo que cree,” él trata de tranquilizarlo, pero el rey parece aún bastante agitado.
“Sería mejor si esto no sale de esta habitación, ¿entendido?” el rey le dice con un tono mandón y de inmediato frunzo el ceño, pues es evidente que a él le preocupa que su pequeño “accidente” sea conocido por su prometida.
“No se preocupe por ello, tenemos unas políticas estrictas de confidencialidad en el hospital,” el médico le asegura con voz profesional, y luego lanzándome una breve mirada, él añade:
“Olvidé presentarme, soy el doctor Alex Hemming, acabo de transferirme aquí desde el hospital de la manada Piedra de la Luna, tengo estudios en tratamiento de alfas que tengan sangre de lycans como ustedes, por lo que el doctor Phillip me pidió venir a revisarlos para asegurarme de que estuviesen evolucionando satisfactoriamente,” él nos informa y yo asiento, aún aturdida por lo que acaba de pasar.
“Oh, así que tú eres el reemplazo que él dijo que iba a empezar a entrenar para cuando se retire,” el rey responde y el doctor Hemming asiente.
“Así es, también estuve presente en la cirugía de urgencia de la señorita Bloodmoon,” él responde mientras me dirige una leve sonrisa y yo respondo con una sonrisa también.
“Bueno, entonces será mejor que empecemos ya pues tengo afán de volver al trabajo,” el rey dice con tono molesto, y el doctor parece un poco confundido con su cambio de actitud, pero no dice nada más y empieza a revisarle las heridas al rey.
“Sus heridas están curando bien, su majestad, parece que todo rastro del acónito ya desapareció y eso ha ayudado a acelerar la curación, creo que hoy mismo podría irse a casa,” el doctor le dice al rey mientras termina de ponerle la venda nuevamente y éste asiente con complacencia.
Cuando el doctor se acerca a mí para empezar su revisión, logro apreciar de cerca sus rasgos y me sorprendo con lo guapo que es, aunque se ve mayor que nosotros, casi rondando los treinta años, su cabello rubio y ojos azules, mezclados con su sonrisa amable hacen que parezca aún más joven; noto como sus movimientos parecen más precisos y delicados cuando se acerca a mí, primero revisa la herida de mi brazo izquierdo y asiente con satisfacción, luego él levanta la bata de hospital unos centímetros arriba de la herida y veo al rey removerse incómodo en su cama, pero no le presto atención.
“La herida de tu hombro está sanando muy bien, sin embargo la de tu pierna aún necesita más tiempo para sanar, el hecho de que ya hubieses estado lastimada antes del enfrentamiento con los rogues hizo que el acónito se impregnara más fácilmente en tu organismo, por lo que la herida no está sanando tan rápido como debería,” él me dice mientras le hace curación a la herida, pero al ver mi expresión preocupada, él añade:
“Oh, no te preocupes por ello, un omega probablemente ya habría muerto por la gravedad de las heridas, pero tú tienes buenos genes y eres lo suficientemente fuerte por lo que no te tomará mucho tiempo sanar, en un día o dos podrás caminar bien de nuevo,”
“¿Eso quiere decir que me quedaré en el hospital por uno o dos días más?” le pregunto y él asiente.
“Así es, cuidaremos muy bien de ti en ese tiempo,” él me dice y escucho al rey soltar un resoplido que luego camufla con una tos falsa que no engaña a nadie.
“Por cierto, te vi en la competencia y quería decirte que lo que hiciste allí fue simplemente impresionante, después de la tercera etapa creímos que íbamos a tener que atenderte de urgencia, pero empezaste a sanar casi de inmediato, realmente fue algo impresionante,” él dice con cierta emoción y yo me sonrojo por sus halagos.
“Muchas gracias,” es lo único que logro responder y él me sonríe.
“¿Así que ella tendrá que quedarse más tiempo aquí?” el rey interviene con un tono casi grosero.
“Así es, su majestad,” el doctor Hemming responde.
“No te ofendas, pero quisiera escuchar la opinión del doctor Phillip al respecto,” el rey le dice y el doctor asiente.
“Por supuesto, le pediré que venga a revisar a la señorita Bloodmoon de inmediato,” él responde antes de salir en busca del doctor Phillip.
“¿Por qué pareces molesta?” el rey me pregunta y me doy cuenta de que estoy frunciendo el ceño.
“Eso fue un poco grosero, él también es un doctor calificado,” le respondo y él enarca una ceja hacia mí.
“¿Está cuestionando mis órdenes, señorita Bloodmoon?” el rey me pregunta y yo sacudo mi cabeza de inmediato.
“No, claro que no, su majestad,” le respondo, haciendo énfasis en las dos últimas palabras.
Pero él no alcanza a decirme nada más cuando la puerta de la habitación se vuelve a abrir y el doctor Hemming entra seguido por el doctor Phillip.
“Okey, vamos a echarle una ojeada a esa herida,” el doctor Phillip dice y de inmediato viene a revisar mi pierna, sin gastar tiempo en saludos innecesarios.
“Hiciste un muy buen trabajo con su curación, Alex, cada día me impresionas más,” el doctor Phillip dice.
“Muchas gracias, doctor,” él responde y noto por el rabillo de mi ojo que el rey está rodando sus ojos.
“Bueno, parece que el doctor Hemming tenía razón, la herida no está sanando al ritmo que debería, vamos a probar con otro tipo de medicinas y tendrás que quedarte uno o dos días más aquí, pero no podré atenderte porque debo hacer un viaje que ya tenía programado desde hace meses y no me es posible cancelarlo a última hora, no obstante, el doctor Hemming se quedará aquí para encargarse del tratamiento, y como es el único con los conocimientos necesarios para ello, él se concentrará únicamente en ti durante este tiempo, por lo que no tendrás que preocuparte de nada,” el doctor Phillip me dice, pero pareciera querer que el mensaje se dirija al rey, quien no parece nada feliz con lo que acaba de escuchar.