CAPÍTULO DOS

1248 Words
ELINA   Ocho meses han pasado casi sin notarlo, y es que he descubierto en este tiempo que es más agotador tratar de guardar el secreto de mi arduo entrenamiento, que el entrenamiento en sí, y es que a pesar de las numerosas y constantes advertencias de mis padres sobre deambular sola por los bosques que circundan los límites del reino, era el único lugar en que iba a poder entrenar sin que nadie lo notara y empezara a hacerse preguntas que resultarían en un interrogatorio por parte de mis padres y consecuentemente en una vigilancia extrema.   Todos los días he ido a entrenar después de realizar mis tareas obligatorias en la manada, las cuales desde que tengo dieciséis años han consistido en asistir a la enfermera de la manada, quien es mi madre, y aunque hay días en que no hay ningún tipo de suceso que implique los poderes curativos de sus manos milagrosas, usualmente hacemos otro tipo de labores en esos momentos libres de heridas, como coser la ropa dañada, limpiar las instalaciones de la enfermería, y en días menos afortunados tenemos que ir al hospital del reino cuando necesitan personal, lo cual pasa después de las incursiones de los guerreros del rey para tratar de matar Rogues, o después de una pelea con alguna manada vecina, e incluso ha habido ocasiones en que tenemos que asistir heridos después de las enormes peleas que se forman entre manadas de nuestro propio reino.   Así que después de cumplir con mis deberes, tomaba un aperitivo ligero y me escurría hacia el bosque aprovechando que mi padre y hermanos estaban fuera en sus labores y mamá ya empezaba a preparar la cena, por lo que sólo tenía un par de horas de tranquilidad antes de que todos llegaran a casa para cenar. Mi rutina consistió en ir la primera semana de cada mes a espiar el entrenamiento de los guerreros de élite del reino, escondida en el límite del bosque que rodea el palacio entre matorrales o en la copa de los árboles, trataba de estudiar minuciosamente cada detalle del entrenamiento y memorizaba todos los movimientos que creía útiles y después pasaba el resto del mes tratando de aprenderlos y perfeccionarlos.   El plan funcionó perfectamente los primeros seis meses, hasta un día en que había estado muy ocupada porque nos llamaron del hospital para asistirlos luego de una sangrienta pelea que tuvo lugar en los límites del reino, entre unos vigías y un grupo pequeño de Rogues que estaba intentando entrar al reino, lamentablemente la mayor parte de los vigías eran omegas por lo que muchos de ellos simplemente no pudieron defenderse ante el ataque de esas bestias violentas, y los pocos que lograron sobrevivir antes de que llegase el apoyo por parte de un grupo de guerreros élite, tenían heridas horribles que me revolvieron el estómago e incluso lograron impresionar a mi madre, quien lleva años trabajando como enfermera.   Después de salir del hospital, mi madre volvió a casa y yo me escabullí hacia el bosque para iniciar mi entrenamiento, tan absorta en mis pensamientos que no había notado el cambio en el aire el cual era un claro indicador de que no me encontraba sola en el bosque, no sabía que algunos guerreros estaban patrullando los terrenos en busca de algún Rogue que hubiese logrado entrar o que aún estuviese rondando los límites del reino, pero más grave aún, mi distracción impidió que reconociera el aroma diferente que se hacía cada vez más fuerte a medida que me adentraba más en el bosque, hasta que una voz rasposa que pude sentir muy cerca de mi oído hizo que me paralizara de miedo.   “Así que vinimos en búsqueda de la traidora y ella viene directamente hacia nosotros, estás huyendo de los usurpadores o eres simplemente tonta, ¿chiquilla?” escuché decir al Rogue que se alzaba grande y aterrador unas cuantas pulgadas por encima de mí.   Mi cuerpo tembló tanto que creía que me iba a desmoronar en cualquier momento, pero tan pronto como el Rogue sonrío con malicia hacia mí y vi sus caninos alargándose mientras sus garras salían peligrosamente de sus manos, las cuales se iban convirtiendo cada vez más en unas patas gigantescas, mi instinto de supervivencia se activó y eché a correr, tratando de hacer aparecer a mi loba, algo que nunca había podido lograr antes de forma completa, y es que sólo los alfas y algunos betas logran transformarse por completo, mientras que el resto de nosotros solo podemos transformarnos a medias, nos crecen los caninos, las orejas y las garras, nuestras piernas se estiran un poco y los sentidos se agudizan, pero eso es todo.   Y aunque por mis venas corre sangre de alfa, y no sólo ello, sino sangre de reyes y reinas alfa, carecí del entrenamiento apropiado para lograr una transformación completa, por lo que no tenía idea ni siquiera de cómo hacerlo, pero el Rogue sí que sabía cómo, y cuando me permití echar una ojeada hacia atrás, noté con horror que su transformación se había completado, y aunque él era más pequeño que los lobos que he visto en nuestro reino, aún así era una transformación completa, lo cual implicaba que yo estaba en desventaja con mi transformación a medias, y me maldije a mí misma por no haber querido escuchar a mi padre y dejar que el alfa Roger me entrenara para ello, simplemente me negué argumentando que no quería atraer más atención sobre mí, y allí es cuando entendí el grave error que cometí con mi falta de juicio.   Sentí un zarpazo en la espalda y supe que el Rogue me había alcanzado finalmente, caí al suelo mientras no pude evitar el grito de horror que se escapó de mis labios, y en menos de un segundo sentí el peso aplastante del Rogue sobre mi pecho, él se paró con sus dos patas apoyadas en mi torso cortando todo suministro de oxigeno y acercó su hocico babeante a mi rostro mientras emitía gruñidos que se parecían demasiado a una risa cruel, cerré los ojos y recordé lo afectada que estaba mi madre en la mañana cuando vió los estragos causados por los Rogues, y sólo pude pensar en lo triste que iban a estar mis padres cuando les entregaran mi cuerpo destrozado igual al de los omega que estaban en el hospital.   Un rugido portentoso, seguido por el sonido de fuertes pisadas, fue todo lo que alcancé a escuchar antes de quedarme casi totalmente inconsciente por la falta de oxígeno, y luego pude respirar de nuevo, fue la sensación más extraña del mundo, pues nunca hubiese imaginado que podría recuperar el aliento en un segundo y perderlo al siguiente cuando giré mi rostro después de escuchar el chillido final del Rogue antes de caer inerte junto a mí, y vi al lobo más grande y espectacular que haya visto en mi vida, una bestia gigantesca con pelaje gris y café, y unos ojos verdes que me estudiaban con curiosidad; pero justo antes de que pudiera reaccionar y preguntarle quién era, mis preguntas fueron respondidas por mi alfa, Roger, quién llegó corriendo a nuestro lado en su forma de lobo y tan pronto como giró hacia el enorme animal a su lado quien lo hacía parecer más como un perro común que como un lobo, dobló sus patas delanteras e inclinó su cabeza y allí entendí que acababa de ser salvada por el príncipe heredero, Bastian Vark.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD