CAPÍTULO DIECISÉIS

1310 Words
ELINA   Trato de ignorar la forma en la que todos me miran y me dirijo a uno de los pocos asientos libres en la gran mesa, me siento con rapidez y respiro profundamente para tratar de calmar mis nervios, la conversación animada que estaban teniendo cuando entré al salón parece haber cesado de repente y fue reemplazada por unos cuantos murmullos y pequeñas conversaciones en secreto que me hacen sentir aún más incómoda, pero sé que sería muy grosero y descortés levantarme de la mesa antes que el rey, así que trato de concentrarme en mis propios pensamientos y no dejar que la tensión que se siente en el ambiente me afecte tanto.   Un par de minutos de insoportable escrutinio después, siento la silla junto a mí moverse y alguien se siente en ella, pero no me atrevo a mirar quien es pues no sé qué tan incómodo vaya a ser, no obstante, un segundo después una voz masculina me saluda alegremente, haciendo que todos los demás posen sus ojos en nosotros:   “Hola Ellie, puedo llamarte Ellie, ¿verdad?” August, el beta del rey Bastian me dice con una sonrisa y yo lo miro sorprendida.   “Sólo los miembros de mi manada me dicen así,” es todo lo que logro decir en medio de la sorpresa que siento porque él esté sentado junto a mí cuando claramente su lugar en la mesa es a la derecha del rey, y de hecho, hay una silla vacía junto al rey que lo comprueba.   “Lo sé, escuché a tu alfa, bueno, a tu antiguo alfa, llamarte de esa forma en la competencia, no me malinterpretes, me gusta tu nombre, Elina, es bonito, pero pensé que ya que estarás con nosotros la mayor parte del tiempo de ahora en adelante, entonces podríamos empezar a tratarnos con más confianza, me puedes decir August simplemente, si quieres, ¿no te parece?” él me dice y de inmediato noto como los demás le lanzan miradas extrañas, especialmente el rey quien parece querer fulminarlo con la mirada, supongo que no les hace gracia que el Beta del reino quiera congeniar conmigo, pero August parece no darse cuenta de ello o simplemente no le importa, porque inclina su cabeza hacia un lado y me dirige una mirada expectante.   “Por mí está bien que me llames Ellie, pero no sé si me sienta cómoda llamando al Beta del reino por su primer nombre,” yo le respondo y él suelta una carcajada leve, haciendo que el rey frunza su ceño aún más.   “Bueno, si tanto te incomoda entonces podemos hacer lo siguiente, cuando estemos en el entrenamiento o en algún evento oficial me llamarás Beta, pero cuando no sea ese el caso me llamarás por mi nombre, ¿estás de acuerdo?” él me pregunta con un tono que suena a como si él realmente estuviese esperando una respuesta positiva de mi parte.   “Está bien, August,” le digo con una media sonrisa y él responde con una sonrisa deslumbrante de oreja a oreja que me deja anonadada por un instante, pero no alcanza a responderme nada más pues el rey levanta la voz en ese instante.   “Bueno, si ya terminaste con tu presentación es momento de que te sientes en tu puesto y discutamos los futuros eventos del festival,” el rey Bastian le dice a August con un tono bastante molesto.   “Oh, creo que hoy prefiero sentarme aquí, iré a tu oficina después de la cena para discutir todo con más calma,” August le dice con un tono despreocupado y yo me asombro de que le pueda hablar de esa forma al rey, pero las demás personas en la mesa no parecen afectadas en absoluto por ese pequeño intercambio, por lo que debo asumir que es algo normal entre ellos.   “August….” El rey le dice con un tono de advertencia mientras señala la silla junto a él, por lo que finalmente August rueda los ojos y se levanta de su puesto.   “Lo siento, el deber llama,” él me dice encogiéndose de hombros y yo sacudo mi cabeza de inmediato.   “Está bien, no hay problema,” le respondo y él me guiña un ojo antes de irse.   Durante el resto de la cena me concentro exclusivamente en mi plato, tratando de probar cada uno de los deliciosos platillos que van trayendo cada cierto tiempo, y me asombra ver la cantidad de comida que hay aquí y la variedad de los platillos, algunos de ellos nunca los había probado antes en mi vida, por lo que amé algunos y odié otros, por ejemplo, al plato con los espárragos sólo tuve que darle una probada antes de alejarlo de mí con la intención de no volverlos a comer nunca más en mi vida, pero cuando trajeron los postres y probé el de lava de chocolate con helado de vainilla fue como si estuviese en el paraíso, estaba tan delicioso que terminé comiendo dos porciones y me hubiese comido una tercera si no fuera porque temía que fuera inapropiado hacerlo.   Cuando la cena finalizó y el rey se levantó de su silla en la cabecera de la mesa, todos los demás se pusieron de pie de inmediato, por lo que me apresuré a hacer lo mismo, y lentamente empecé a caminar hacia mi habitación, tratando de poner un poco de distancia entre el rey y todas las personas que lo rodeaban y yo, ya que durante la cena noté que parecía molesto con mi presencia allí y me estuvo observando por gran parte del tiempo; no obstante, August se separa del grupo y se queda atrás para hacerme compañía, pero únicamente podemos hablar por un par de minutos antes de que el rey se detenga de repente, gire su cabeza para buscarlo entre las personas y tan pronto como lo encuentra caminando a mi lado su expresión denota aún más molestia que durante la cena, y solo esa mirada basta para que August se despida de mí rápidamente y vuelva hacia donde el rey está de pie junto a un enorme despacho, esperando a que su beta entre para empezar a trabajar.   Sin embargo, antes de entrar él también al despacho se gira hacia mí y me dice con tono frío:   “Señorita Bloodmoon, mañana la espero lista a primera hora para que venga conmigo a trabajar,”   “Disculpe, su majestad, pero el médico me dijo que no podía entrenar ni luchar aún, puede que no le sea de mucha ayuda en esta condición,” le digo señalando la gran herida en mi pierna y veo su mirada desviarse hacia el punto que le estoy señalando, pero contrario a lo que esperaba, sus ojos se demoran un segundo más de lo normal en mis piernas y luego parece contrariado antes de sacudir su cabeza levemente y decirme en un tono un poco más brusco:   “No va a tener que luchar con nadie, así que no tendrá que preocuparse por ello, entonces la necesito mañana aquí a primera hora,” él me dice y yo asiento.   “Sí, su majestad,” respondo de inmediato.   “Y… ¿señorita Bloodmoon?” él me llama antes de que me vaya.   “A la próxima vez que le dé una orden usted debe acatarla sin rechistar, pensé que ya se le había dejado esto en claro,” él añade antes de lanzarle una mirada de desaprobación al jefe de la guardia real quien ahora me está mirando como si quisiera cortarme en pedacitos.   Genial, ahora seguro me hará pasarla mal por hacerlo quedar mal frente al rey, ¡pero qué tonta soy! Tengo que esforzarme mañana para no dejar una mala impresión en los demás miembros de la guardia real, pero especialmente en el rey.
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