ELEGAR, CAPITAL DEL REINO DE ALSTEN.
El rey se marchó del palacio.
La princesa besó sus mejillas y le sonrió para tranquilizarlo. No importaba cuanto tiempo pasara, iba a enviarle una carta cada semana para poder conversar con él y cuando las cosas mejoraran, le llamaría. Deseaba con todo su corazón, leer sobre su buena salud. El rey viajaría a una enorme residencia a varios kilómetros del palacio donde descansaría y sería atendido por los mejores médicos quienes harían hasta lo imposible, por sacarlo del estado donde se encontraba.
Se despidió de su madre con dolor y le prometió que haría lo que estuviera en sus manos para garantizar la seguridad de su reino. Como última advertencia, la reina madre le suplicó que no bajara la guardia delante de los Edevane y que se comportara a la al
