ELEGAR, CAPITAL DE ALSTEN. Los Edevane se hicieron grandes de la guerra. No habia nada en esa casa que dictara algo diferente, aparte de que era el hogar de un general. Las paredes estaban decoradas de espadas de toda clase de tamaños, colores y valores, pues las piedras preciosas eran algo recurrente como decoración en las empuñaduras. Ivannia tardó más de dos horas recorriendo esa enorme casa y no pudo darle fin. Su inmensidad era sorprendente. Los empleados eran agradables y educados. Nadie pasaba a su lado sin reverenciarla con una ligera sonrisa en sus labios. Ivannia respondía con calidez, pero en el fondo tenía una sensación extraña de no estar en su casa, en su terreno y de ser una intrusa en esa casa de la que técnicamente ahora era señora. Aunque los trofeos de guerra la

