ELEGAR —¡Por amor a los Dioses!—suplicó una mujer mientras el pequeño en sus manos era arrancado de sus brazos. Intentó arrastrarse para sostenerlo pero el guardia se lo impidió y la lanzó a las mazmorras con violencia. Soltó un grito desgarrador cuando el niño de dos años comenzó a llorar al verse perdido en los brazos de un desconocido—. ¡Mi esposo no ha hecho nada! ¡No pueden llevarse a mi hijo! No era la única que suplicaba. En diversas partes de las mazmorras, habia damas de alta alcurnia con hermosos vestidos manchados por la suciedad debajo de sus pies. Sus maridos no la estaban pasando, pues fueron sacados de sus hogares como los mayores criminales y sometidos a un recorrido por las calles principales de Alsten, mientras Xandor, seguido del séquito de hombres de Lord Edevane, l

