ELEGAR, CAPITAL DE ALSTEN.
Ivannia hizo un gesto de dolor.
—No ha pasado nada grave, pero es normal que sienta un poco de incomodidad. Mañana estará bien. Procure no hacer movimientos bruscos. Sería bueno que permaneciera sentada el resto del día o en cama de ser posible.
—Entiendo—respondió mientras el hombre quitaba el pañuelo de su pie, pues se le prohibía tocar de manera directa la piel de la reina. El médico real guardaba sus cosas cuando Ivannia decidió hacerle una pregunta.
—¿Se ha descubierto la causa de la fiebre de mi marido?
—Es algo de nacimiento.
La respuesta no le convenció.
—Me parece una respuesta curiosa, pues como sabe mi marido y yo compartimos una infancia cercana. No recuerdo que de niño haya sido enfermizo, de hecho, Lord Edevane siempre presumía su fortal
