ZENURBIA Mads tragó saliva. Derick Edevane afilaba la hoja de su espada. Tenía los pies sobre la mesa del escritorio mientras no le perdía la vista de encima. Los ojos del esposo de la reina parecía desnudarlo desde adentro por completo, buscando encontrar respuestas. El guardia era callado pero siempre estaba a disposición de Ivannia y poco se sabía sobre su vida antes de entrar a la guardia. —¿Puedo preguntar por qué la reina estaba sola? —Zenurbia es casi un laberinto, Excelencia. No hay lugar más seguro para un rey que esta villa. Supongo que usted también tuvo problemas para llegar aquí—respondió sin titubear—. Elara siempre ha acostumbrado a cortar bayas y cuando no volvió, pensamos que alguna fiera salvaje la habia atacado, pues aquí abundan. La reina no estaba sola. Estaba b

