SILVANDOR.
Un caballo blanco corría a toda velocidad en dirección de la mansión Battenberg. Una mujer oculta debajo de un hermoso vestido apenas y sujetado por un par de hilos mal amarrados, se dirigía a toda velocidad a la residencia a las afueras de Silvandor en medio de la noche. Detrás de ella un enorme caballo n***o le perseguía a todo galope haciendo que levantara el polvo en medio de aquella negrura que era la pesada noche.
Los bosques llenos de árboles parecían nada al ser devorados por la velocidad de los alazanes que parecían decididos a llegar lo más rápido posible a la residencia. Al llegar, Ivannia entró cuidadosamente por la puerta trasera sabiendo que era exactamente el cambio de guardia. El hombre a diferencia de ella, ató el caballo a una distancia prudente suplicando a
