SILVANDOR. —Cuando hablaste de viajar aquí no pensé que hablaras en serio, Novak. Pensé que tenías clientes arraigados en Elegar y que ese burdel se convertiría también en tu tumba. La mujer sonrió. Llevaba un elegante vestido que dejaba todo a la imaginación, pues parecía que en Silvandor no deseaba mostrar de más cosa rara en Novak que adoraba mostrar sus grandes atributos al mundo y tentar a los hombres para pagar por sus atenciones. —¿Recibió mi nota? Escuché del cumpleaños de Spencer Battenberg y supe que aunque está demasiado ocupada con los asuntos de la corte, iba a venir. Además, hay rumores que me gustaría comentar que son demasiado interesantes pero reservados—comentó Novak mientras guiaba a la princesa hasta una de las habitaciones privadas para poder hablar del tema que

