FLEURVILLE. La paciencia se le estaba agotando. Aunque Derick intentaba aparentar estabilidad, la verdad era que el color de su piel y las muecas de dolor que hacía de vez en cuando, al ver que ella estaba lejos, no le ayudaban a calmarse. Habían pasado más de diez días desde que lanzó la recompensa a cambio del Jabhari, pero para subir a las montañas se necesitaban cinco a todo galope y sin descanso, algo difícil de alcanzar para un hombre que necesitaba detenerse a comer, beber y sobre todo, a la lucha encarnizada por no morir congelado. Puede que el terreno no fuera demasiado frío para el Jabhari, pero sí lo era para asesinar a un ser humano sin abrigar. Ivannia caminaba de un lado a otro. ¿Si llamaba a otro médico? ¿Si buscaba ayuda externa? Su suegro habia ordenado que se usar

