Nos sentamos en la mesa a comer, los chicos contaron su aventura del día, pero solo me limité a comer rápido, para ir a leer. Ellos se salieron de la cabaña, sin ni siquiera tomarse la molestia de invitarme, pero fue mejor para mí, agarre una caja de pastelillos y Salí a la alberca, ahí sentada en una silla, comiendo panquesitos.
No era como estar en un hotel cinco estrellas, pero me relaje mucho. Cuando me canse de leer, le di una vuelta a la cabaña, había pequeños arbolitos alrededor, y algunas plantas más, mire varias huellas que parecían de un perro. Seguramente el animal era el que hacía el ruido por las noches, A la segunda vuelta a la cabaña, mire que a lo lejos venía Jesús con troncos en las manos.
— Hey, ¿por qué tan sola?— dijo Jesús
— Es mi hobby— el muchacho se rio, pues é
