En el momento que iba a decirle toda la verdad, la puerta fue abierta y Diego entró con total desparpajo interrumpiendo lo que diría. — Hola cariño — tomo a Elise de la cintura y la besó — te he venido a traer para ir a comer, por los niños, ni te preocupes, que contrate a una niñera. — ¿Acaso no tengo el mejor hombre del mundo? — preguntó sonriendo de lado a lado — está bien, cariño, vamos a comer. Elise tomó sus cosas y en el momento que se iba a ir yo la detuve, Diego me miró y pude notar que se encontraba por hacerse encima de los pantalones. — Elise tenía algo que decirte — le dije sosteniendo su brazo — por favor, espera, quiero hablar contigo antes que te vayas con tu esposo. — Cariño tendrá que ser después — se soltó de mi agarre — ¿Es importante? O sea, sé por el tono que uti

