Estaba pensativa cuando alguien tocó la puerta, al abrir mire a Diego y este en cuestión de segundos me besó y comenzó a manosearme. — ¡Suéltame! — lo empujé y le dejé ir una cachetada — eres un maldito asqueroso, ¡Tu esposa es mi jefa y te revolcaste con la enfermera que ella puso a cuidarte! — Vamos nena, eres la única que me importa — se intentó acercar a mí, pero fue recibido por una cachetada — no pongas a prueba mi paciencia porque no sabes con quién estás tratando, creo que solamente estás exagerando, ya que me encontraste con esa enfermera y ¿Sabes una cosa? Eres mejor tú que ella, así que no te pongas celosita, vamos a la cama para que te lo demuestre. Me reí en su cara, realmente fui una tonta al creer en cada palabra que me había dicho, ahora sentía un repudio hacía mi mism

