Agnese. Ha sido un día maravilloso. Adoro cada instante con nuestros hombres, y mi afecto por ellos se profundiza a diario. Sé que Ágata experimenta lo mismo; se ha permitido una vulnerabilidad y una apertura que nunca antes había manifestado por ningún otro hombre. Ambas estamos en la cama, recién duchadas, en nuestro ritual nocturno de conversación. —Creo que es el momento de aceptar su propuesta —le digo a Ágata. —He estado pensando lo mismo —responde, sin apartar la vista del libro que sostiene. —¿Cómo te fue con el resto? —Me acerco a ella, poso mi cabeza en su hombro y la abrazo, buscando su calor. Ella cierra el libro y lo deja a un lado. —Lo habitual. Richard molestando a Arturo y Valenty; después almorzamos pizza porque Arturo se encaprichó con ello. Y con Patrick... tuve qu

