NARRA VALENTINA. Mis manos tocaban tímidamente su cabello, me tenía completamente hipnotizada desde hacía minutos. Y la cercanía de nuestros cuerpos lograban hacer latir mi corazón rápidamente. No quería parpadear, pues no quería perderla de vista ni por un segundo. Alguien golpeó la puerta, saqué rápidamente mi mano de su pelo mientras Juliana despertaba. –Valentina debes ir a desayunar o te derribaré la puerta –amenazó Eva tan amable como siempre, aunque era evidente que detrás de su rudeza solo estaba preocupada por mí. –Buenos días para ti también Eva –respondí sonriendo mientras Juliana abría sus ojos y lo posaba sobre mí. –Sí. Como sea. Buenos días –contestó ella mientras se alejaba de la puerta, podía oír su voz ir desapareciendo despacio. Juliana se levantó rápidamente de la

