Los días pasaron y todo aparentemente seguía igual, Maitane trabajando duro para ayudar a su esposo a mantener la almacenadora a flote, se había reunido con un grupo de negociantes que al principio no se sintieron cómodos de tener una reunión de inversión con una mujer, pero ella a pesar de su juventud hizo acopio de valor y los convenció del porqué debían adquirir los granos que ellos exportaban. Se sintió satisfecha, era una esperanza para que aquel negocio familiar no decayera, ella comprendió que quien mantenía aquella empresa a flote era André Romano, el padre de Alberto, por éso había tenido tanto estrés, causándole daños a nivel cardíaco, lamentablemente su hijo era un redomado mujeriego que no escatimará gastos a la hora de conquistar a una mujer. Maitane se sintió decepcionada

