Aquel día cruzo sin dificultades, mi emoción era notoria que por primera vez colocaba ímpetu en mi vestimenta, no era que nunca lo hiciera sin embargo esta vez le dedique mas tiempo que de costumbre, el llego a la hora indicada como era su costumbre, cada vez que decía que asistiría con anticipación siempre era puntual, solo como un hombre de su clase podía serlo. El ambiente ceremonioso del teatro no podría ser mejor, al fondo se escuchaba una melodía hermosamente entonada por un violín, de vez en cuando, aunque de manera discreta colocaba su mano detrás de mi espalda cerca de las amarras del corsé mientras me dirigía entre el mar de gente que se disponía a ocupar su lugar para poder disfrutar de las finas notas del piano de algún experto en teclas. Poco a poco nos fuimos dirigiendo en d

