Capítulo 3. Reencuentro

1054 Words
POV Noah Aún quedaba cerca de media hora para terminar mi clase de biología, ¿Cuándo sería el parcial? Me quede mirando fijamente a mi profesora, con su cabello corto y teñido de un rubio platinado, su piel es blanca y tersa, pero es evidente que el paso de la edad le ha llegado, pero para su edad se encuentra muy conservada. Ella era la prueba que el amor lo podía todo, tenía cerca de cuarenta años casada con un médico, no conocía en detalles de su relación, pero sabia que el trabajaba en la universidad como el encargado de la parte medica de los estudiantes y en el hospital de pueblo, se sentía muy cómodo ya que su familia es originaria de aquí y tiene mucho prestigio, pero me daba algo de pena por ella porque era docente de los Andes antes de venir, una de las mejores universidades del país en el rubro privado. Pagar un semestre allá de medicina era casi equivalente a comprar el lote de una casa con sus escrituras. Claro que no se podía desmeritar el hecho que fuera la coordinadora del programa de medicina en la sede principal, fue una persona fundamental para la creación del programa y es una de las profesoras que dicta desde la fundación hace unos cuantos años. Me distraje de mi problema y pude atender a lo que quedaba de la clase sobre el tema que estábamos viendo, teníamos bastante tela de corte para estudiar, tenia que tomar los apuntes que había tomado antes que la locura pasara, tal vez debería retomar los grupos de estudio. En el proceso de mi recuperación Jaime fue a verme varias veces al hospital, a veces nos sentábamos a ver las grabaciones de las clases y discutíamos sobre los temas vistos, porque con tanto tiempo en una cama solo me quedaba leer, prefería no perder de a mucho el tiempo, porque mi madre tenía razón, estuve a punto de arriesgar mi carrera. Quería a Zoé, habíamos vivido momentos muy intensos juntos, pero mi desarrollo personal no estaba ligado al estado emocional de nuestra relación, tenia que separarme más para poder cumplir mis sueños. No podía volver a vivir con ella, pero aun así deseaba estar con ella entre mis brazos una vez más, tenia que hacerme a la idea de dejarla ir, gracias a Vanessa sabía que al menos estaba bien. Mis otros “amigos” no se presentaron de a mucho pese a nuestro tiempo de amistad, eso me hizo reflexionar sobre la energía emocional que gastaba con ellos, tanta lealtad hacia una persona que cuando estaba en problemas me dejaron de lado, podía entender el miedo por las represalias o su cautela, pero ahora estaba en un hospital y cuando alguien esta si hay que brindarle apoyo y no darle la espalda. En definitiva, los amigos en la vida son escasos y pueden contarse con los dedos de una sola mano. Suena muy duro, pero era la cruda realidad, solo tenia a Jaime de mi lado y a mi madre, como siempre imagine, eso me hizo reflexionar sobre lo poco que hablo y valoro a mi hermana, pese a que la amo, daría todo por ella, aunque se lo expreso muy poco, además que la hice sufrir en gran medida cuando se entero de mi hospitalización, llamo varias veces angustiada llorando por no poder venir a verme, pero su papá no la había dejado ir. Me sentía mal por mi hermana, la hacia sufrir innecesariamente. Trataba de hacerla sentir amada, me enternecía con sus lindos gestos, habíamos estado haciendo muchas videollamadas mientras estuve recuperándome en urgencias, la chaparra me extrañaba un montón y yo a ella. Volviendo a mi clase era duro ver a mis supuestos “amigos” tomando apuntes sobre la clase como si nada pasara, sentarme a su lado y fingir que nada había pasado, trataban de mostrarse compasivos con mi condición, me ofrecían sus notas o cosas que ellos creían que me ayudarían, se ofrecían a llevarme o pagar mi comida. FALSOS. Como el día que volví que sus mandíbulas casi pasan el piso, Jaime duro mucho tiempo riéndose de sus expresiones, pese a que el no tuvo ningún problema con ellos, se notaba como claramente él tenía una preferencia marcada por mí. Mire de nuevo el reloj en la pared quedaban cinco minutos mas de esta tortura y podría salir, sorpresivamente Ariadna apago su proyector y prendió las luces, sin duda estaba preparándose para dejarnos ir. Nos dio las ultimas instrucciones para dejarnos ir y no tuvo que decirlo dos veces para que saliera del salón, parecía un cohete saliendo, resulto que el pasillo estaba despejado facilitando mi huida, no me sentía de ánimos para lidiar con nadie, estaba cansado de las preguntas sobre ese día, tener policías vigilando mis pasos fingiendo que no lo hacían. El abogado que Zoé contrato había sido muy eficiente para manejar cualquier clase de duda sobre mi persona ante el juez y fiscal, pero eso no quería decir que me habían exonerado de cualquier sospecha. Cuando estaba terminando de cruzar el puente que conectaba mi edificio con el parqueadero de la cafetería casi me voy de nalgas, después de buscarla por lo que parecía una eternidad y el sentimiento de resignación que nacía en mi pecho. Hay se encontraba ella… La enigmática Zoé Sarmiento Angulo estaba sentada sobre el capo de un auto con un sequito de cuatro guardaespaldas parados cerca de ella de forma estratégica, negué con mi cabeza, era una desvergonzada. Había recibido amenazas y chantajes por su apellido, pero ahora exhibía su dinero de forma descarada, esta chica no aprendía nada, pero lo realmente importante era la forma descarada en que me miraba, me hizo pasar saliva con la intensidad de su mirada, estaba desnudándome con su mirada sin duda. ¿Debería ir por ella? Me lo pensé un momento, había reflexionado mucho sobre la índole de nuestra relación y estaba haciendo demasiados sacrificios importantes por ella, ¿Valían la pena? Era la gran pregunta, pero no me importaba ni cinco ahora nada de eso, di el primer paso para nuestro encuentro, me dejo alcanzar con ella sobre el carro. EL dolor no me importo, mis manos fueron directo a su cara para sujetarla, atraje sus labios a los míos. 
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