Capítulo 5 -Todo Comenzó Con Un Sobre

738 Words
Horas más tarde... El eco de los pasos de Cataleya retumbaba en el pasillo silencioso del hospital. La noche había caído como una manta pesada sobre la ciudad, y la brisa nocturna, cargada de presagios, acariciaba los ventanales. A su alrededor, las luces frías y parpadeantes del pasillo parecían titilar con una ansiedad propia. Todo en ese lugar olía a desvelo, desinfectante y secretos. Horas antes, había recibido otro sobre. No lo había abierto. Aún podía sentir el peso de ese papel en el fondo de su bolso, como si se tratara de una bomba de tiempo. No sabía si temblar o reír. Ya no distinguía si lo que sentía era miedo... o anticipación. En su interior, algo había cambiado desde aquella llamada, desde aquella voz rasposa y familiar que había dicho su nombre como si lo poseyera. "Cataleya..." No lo soñó. No fue producto de la falta de sueño. Fue real. Y esa voz había despertado memorias dormidas, sensaciones que no sabía que existían. Como si alguien hubiese encendido la alarma de un sistema que llevaba años apagado. Cataleya intentó ignorar esa sensación ardiente en su pecho. El miedo mezclado con una certeza aguda: algo se estaba moviendo bajo la superficie. Algo que tenía que ver con ella. El hospital estaba más silencioso de lo normal esa noche. Caminaba entre pasillos vacíos como si estuviera en un sueño. O en una pesadilla. No sabía ya cuál de las dos. Sus dedos buscaron el sobre en el bolso. El simple contacto del papel con su piel la hizo estremecer. Era como si el universo entero se hubiera detenido esperando que tomara esa decisión. Mientras tanto, en la mansión... Killian se servía un whisky en silencio, observando las grabaciones de la cámara de seguridad oculta que había instalado en el casillero 19. Su mirada era de hielo, pero sus dedos temblaban levemente al ver el instante exacto en que ella tomaba el sobre. —No lo abriste... Aún no estás lista. Su voz era baja, casi un susurro para él mismo. Pero sus ojos... sus ojos ardían como brasas bajo una capa de niebla. El tiempo se agotaba. Y su control también. --- Sin que ella lo supiera... Cataleya subió hasta la azotea del hospital. Nadie iba allí a esa hora. El aire frío y la vista nocturna de la ciudad eran su único consuelo. Se sentó en el borde, las piernas colgando al vacío, el sobre entre las manos. Apretó la mandíbula. ¿Qué pasaba si lo abría? ¿Qué pasaba si todo lo que creía sobre sí misma era una mentira? Su corazón palpitaba como una alarma. Y entonces lo hizo. Lo abrió. Dentro, había una foto vieja, manchada en las esquinas. Una niña. Ella. Sin duda era ella. Con tubos en los brazos, en una cama metálica. Pero lo que le heló la sangre fue lo que tenía tatuado en la clavícula: MOREAU No era un apellido... Era una marca. Una propiedad. Sus manos comenzaron a temblar. —¿Qué... qué es esto?—susurró, sintiendo que el mundo giraba sin avisar. Detrás de ella, una figura observaba desde las sombras. La figura retrocedió antes de que ella pudiera notar su presencia. Había que esperar. Aún no era momento. Pero la acción estaba en marcha. En el subsótano del hospital, una llave giraba en una cerradura oxidada que no había sido abierta en más de una década. El pasado estaba a punto de salir a la superficie. --- Pero no todo estaba terminado... En la mansión, Killian marcaba un número oculto. Su voz al hablar era tan afilada como su mirada: —Ha comenzado. Ya sabe algo. Del otro lado de la llamada, un silencio espeso respondió, seguido de una voz femenina: —Entonces deberías prepararte, Killian. Cuando Cataleya recuerde todo, no te perdonará. Y esta vez... no vas a poder controlarla. —Nunca la controlé —mintió. Pero en su interior, lo sabía: Cataleya era la única variable que nunca había podido dominar. Mientras tanto, ella caminaba de regreso al pasillo del hospital. Cada paso era un eco del pasado que venía a cobrar su precio. Y en su mente... una sola pregunta daba vueltas: ¿QUIÉN ERES, CATALEYA? La respuesta estaba cerca. Y también el abismo. Desde la azotea, una figura encapuchada la observaba. No hablaba. No se movía. Solo esperaba. Porque todo lo que Cataleya había conocido... ... estaba a punto de romperse.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD