Villano

Prólogo||

Emma Jackson, una chica tierna, tímida e introvertida llega como nueva estudiante a la universidad prestigiosa de Boston, donde recibe un flechazo a primera vista hacia Aron List, un chico arrogante, prepotente, egoísta, de poca sensibilidad, el cual no nota su diminuta existencia.

Su amistad con Scarlett es la única que mantiene, confidente con la cual mantiene secretos que fortalecen su amistad, secretos que tan solo su amiga comparte, ya que Emma Jackson no era más que estudios, trabajos, y acosos hacia Aron List. Dos meses, pasados dos meses, de acosos, miramientos, intentos de acercamientos fallidos, los cuales detuvo luego de enterarse de la relación entre Aron List y Megan Taylor, típica chica barbie, hermosa y popular, luego de dos jodidos meses, pasa.. Por primera vez en dos meses él nota su presencia...

Atrapándola en el peor momento, infraganti, observándolo, acosándolo como cada día tras día lo hacía inevitablemente, pues era exactamente aquel chico perfecto del cual te enamorabas con tan solo, simplemente verlo, el pelo oscuro ligeramente rizado, los hermosos ojos verdes fríos, pero cautivadores, la nariz respingada, los labios carnosos rosados y cuerpo esculpido por los mismos dioses, definitivamente eran cualidades de un ser perfecto... Eso bobamente creyó durante mucho tiempo, hasta ese día...

La había visto, la había notado en medio del montón de personas que rodeaban el enorme comedor, provocando sus nervios inmediatos, el que su mirada fruncida se mantuviera por largos segundos sobre su rostro, era suficiente para intimidarla e obligarla a apartar la mirada incomoda. Volvió al almuerzo que se mantenía intacto en su frente, trato de volver a la normalidad, como si no hubiese ocurrido nada, pero sus nervios no hicieron más que multiplicarse en cuanto volvió a levantar la mirada... Su vista seguía posada sobre ella, la observaba como si estuviese analizándola por completo, como si quisiese ver a través de ella, terminando soltando una vil y socarrona sonrisa, con la cual fue suficiente para que ella saliese de allí, con la respiración desbocaba.

Y lo supo, después de aquel día, nada, absolutamente nada volvería a ser igual...