Capítulo ocho
Habían pasado dos días desde el atentado contra Ciana. La policía no tenía sospechosos ni pistas. Solo sabían que alguien había disparado dos balas con un rifle desde un tejado frente al café Regency.
Ciana había pasado las últimas dos noches con Scipio en su habitación de hotel. Tenía miedo de salir para cumplir con sus obligaciones de modelo y sus clases nocturnas.
Después de solicitar el servicio de habitaciones para la comida, Ciana se sentó en la mesa de la cocina con su ordenador portátil, tratando de hacer su tarea.
Scipio estaba en el sofá con su teléfono.
Los dos aun estaban conmovidos por el tiroteo.
«¿Qué es eso?».
Scipio estaba tan sorprendido que derramó el café sobre sus pantalones caqui.
Ella se inclinó sobre la parte posterior del sofá para besarlo en
