Décimo sexto

2092 Words
Si bien dije que había dormido como bebé mis planes fueron saboteados, esa noche paso algo extraño, sentía una presencia que andaba cerca de mí, me desperté en la madrugada varias veces por esa misma presencia, no me sentía cómoda, era como si me estuvieran vigilando de lejos, me daba miedo incluso sacar mi brazo hacia afuera para tomar mi celular, porque creía que me iban a agarrar el brazo, se sentía horrible, porque no podía hacer nada, cerraba los ojos con fuerza debajo de las frazadas y era igual, se sentía muy fuerte esa presencia. Entonces tomé coraje y saque mi mano fuera de las frazadas, tomé mi celular de la mesita de luz y lo prendí, poniendo así música cristiana para dormir mejor, para poder estar más tranquila y como si fuera una especie de "magia" la presencia que me estaba asechando, que me estaba oprimiendo y provocando miedo en mi cabeza se esfumó, sentía paz y tranquilidad y pude recuperar mis horas de sueño. En la mañana las horas que estuve entre despierta y dormida comenzaban a cobrar sentido, me miré en el espejo, cosa que rara vez hago, ya que no me siento digna de mirarme en uno y ver lo que soy; en fin, vi mis ojos rojos, con una bolsa negra debajo de ellos, mi rostro se veía pálido, se notaba que no había descansado bien. Opté por lavarme la cara con agua tibia y para cubrir esas ojeras y bolsas espantosas que tenía en mis ojos. Usé una buena cantidad de maquillaje para que no se notara que estaba demacrada. Hoy era un día tranquilo, un fin de semana común y corriente, cuando me levante tuve un momento de oración y la misma presencia que había sentido la noche anterior la estaba sintiendo en ese momento, entonces reprendí y ate y eché fuera toda opresión, toda cadena, todo yugo, toda maldición que se estaba levantando en mi contra y en contra de mi casa y mi familia. No sé cuanto tiempo estuve, pero cada vez la presencia se hacía muy cercana a mí y la distinguía porque mis oídos escuchaban como si hubiera alguien más cerca de mí y al abrir los ojos no era nadie, pero si los volvía a cerrar aparecía otra vez esa presencia, estuve un buen rato así, orando y reprendiendo hasta que comenzó a desvanecerse y terminé mi oración, justo a tiempo, ya que estábamos por ir a comer. Al medio día comimos como toda familia, reunidos en la mesa, se hablaba poco y nada, eso era algo característico de mi familia, cuando llegaba la hora de la comida nunca había conversación, eran muy pocas veces las que se hablaba en la mesa. Hoy mi mamá tuvo libre en su trabajo y si les soy sincera mi mamá nunca tuvo una buena relación con su suegra, es decir la mamá de Alex, siempre se enojaban por cosas tontas, por ejemplo mamá siempre limpia la casa, deja todo limpio y la abuela ensucia todo y muchas veces no limpia bien, entonces a mamá eso le molesta y es el colmo que se enojen por estas tonterías; la abuela es de cerrar con fuerza las cosas, golpea todo, se lleva todo por delante, pero porque es bruta y mamá se enoja y empieza a golpear las puertas o tira las cosas así nomas y es molesto ver todos los días esto, otra cosa que me parece tan tonto es que mamá se enoje porque la abuela nos quiera regalar cosas a mí y a mi hermano, es ridículo, pero cada quien con su lío. Hoy no es la excepción, mamá esta al lado mío y enfrente a la abuela, mi hermano esta al lado de la abuela y frente a mi padre, yo conformo la cabecera y siempre ha sido así desde que mi abuelo falleció o incluso antes. Hoy están las dos sin hablarse por el simple hecho de que mamá hoy se levantó de malas y la abuela en vez de cooperar y callarse el hocico tira su veneno como siempre, diciendo que en la mesa nunca se habla, que no se hace sobremesa y que siempre es terminar de comer y levantar todo ya, y si bien tiene razón no debería de hablar, ya que se podría generar un conflicto. Mi hermano habla a veces de algunas cosas y le responden siempre, para que haya por lo menos algo de que hablar, después estoy yo que no hablo nunca, porque no es de mi gusto hablar mientras estás comiendo y creo que esto lo saqué de mamá, porque yo soy igual a ella. No hablamos porque no tenemos de que hablar, no porque estemos enojadas o porque no queramos conversar con ellos, solo no tenemos tema y cuando hay un tema no es importante para nosotras o no nos incluye a nosotras. Hoy ha sido un día bastante complicado y se siente la tensión en el aire, la abuela mirando a mamá de reojo y con cierta altivez en su mirada, mamá observando también de reojo con ganas de estrangular a alguien, papá viendo para que lado va a ir, porque de un lado esta su madre que está vieja y por el otro esta su mujer con la cual tiene 2 hijos y tiene que darle el lugar que le corresponde a su mujer sin despreciar a la madre, por otro lado esta mi hermano que come como un león, sin pena y sin mirar a nadie, a él no le importan estos conflictos, mientras mamá y papá estén juntos, todo está bien y luego estoy yo, quien tiene que estar atenta por si se agarran de los pelos, por si se gritan o insultan y tratar de no irme para un lado o para el otro. En fin, esa es mi familia, todos normales por suerte, nótese el sarcasmo de esto último. Terminamos de almorzar y comenzamos a dividirnos las tareas, papá como siempre se queda sentado sin ayudar, mi hermano y yo juntamos las cosas de la mesa, saqué el mantel que se había puesto sobre la mesa para sacudirlo por si había migas, solo queda lavar y secar la cocina, y barrer... Estoy segura de que se va a armar guerra campal acá, la abuela cocino así que supon... - Yo salvo Julieta - Dijo mi mamá en tono serio, muy serio y sin rodeos, ya comenzó la guerra. - No te preocupes, yo lavo Lizz - Agregó la abuela mirando hacia donde mamá ponía las cosas para lavar. - No, no, vaya afuera o acuéstese que yo lavo, Ella y Andrés se encargan de secar, guardar y barrer la cocina y el comedor - Sentenció Lizz como si nosotros con mi hermano no tuviéramos nada que hacer. Rápido llegamos con mi hermano a la cocina y mamá nos miró con cara de "Si no hacen nada les reviento la cabeza", y pues con una mirada así nadie se resiste. Mi hermano secó y guardó y yo barrí, terminado eso mamá entró la ropa, en realidad tendría que haberla entrado Alex, pero como le importa un comino todo, mamá la entró y supongo que Alex habrá doblado y guardado la ropa, ya que cuando terminé de barrer y fui a mi habitación él apareció con un montón de ropa mía doblada, la tiró arriba de la cama y se fue. Yo me tomé la molestia de guardarla en mi ropero y seguir en lo que estaba haciendo antes, que era jugar un juego en mi celular tapada hasta la cabeza porque tenía frío, en un momento dejé mi celular y me acomodé para dormir una siesta, no muy larga, porque supuse que como mamá tenía libre quizás quería salir a pasear o algo. - Ella, Ella despierta - Siento el cálido toque de Andrés sobre mi brazo y abro los ojos, tratando de enfocarle. - Mmm, que sucede Andru? - Le pregunto mientras me desperezo. - Mamá y papá van a salir, ¿vos que vas a hacer?, ¿vas con nosotros? - Me mira serio y veo que el rostro de Andru es igual al de Alex, que genio que va a tener este niño cuando crezca, tiene hasta el carácter idéntico al padre, las pocas veces que se ha enojado y lo he visto reacciona igual al padre, incluso la forma de hablar y de expresarse es idéntica, nada más que Andru es un niño aún y es más blando para hablar. - Si, yo voy, dame un momento que voy al baño - Le digo mientras él se da la vuelta para irse. - Bueno, te esperamos en la camioneta - Termina de decirme y se va a los saltos, súper feliz Mientras tanto yo me levanto y voy al baño, hago mis necesidades, y cuando me veo en el espejo mis ojos están hinchados. Está bastante raro mi rostro ahora, es como si tuviera ojos más grandes y un rostro más pequeño, pero creo que es el efecto de tener los ojos hinchados. La siesta me hizo mal, me lavo la cara con agua tibia, me limpio el resto de maquillaje que me quedó con toallitas húmedas y comienzo a aplicarme rímel en las pestañas, luciendo así unas pestañas más largas que de costumbre y con el lápiz de ojo pintando la línea de agua del ojo, dando así una mirada más profunda e intensa. Estoy saliendo del baño cuando cruzo a la abuela y me mira desaprobatoriamente, no le doy importancia y sigo mi camino, voy al cuarto de mis padres dándome cuenta de que mamá aún sigue en el cuarto. - Hola ma - Me acerco a ella y cuando estoy a un paso de ella, saca su cabeza del estante del ropero y me sonríe - ¿Cómo estás? - Le pregunto mientras me acerco a darle un beso. - Ella, estoy bien, estaba buscando que remera ponerme, porque no sé cuál me queda mejor, decime vos cuál es mejor - En ese momento la miro y veo que tiene unos leggings negras con un par de botas de corderito marrones y se debate en sí usar una camisa tipo vaquera o si usar una musculosa negra con una camisa a cuadros blanca y negra. - Ma creo que te quedaría mejor la camisa vaquera, porque si vas a usar todo n***o ya mejor vamos a un velorio, ¿no? - Mamá frunce el ceño y yo me rio por su reacción. - Está bien, perdón, te quedaría mejor la camisa vaquera y por encima aquel saco n***o que es abrigado - Le señalo el perchero con el saco. - Tienes razón, gracias hija - Me mira con una sonrisa y guarda la otra ropa que había sacado y se viste. Una vez que ella está pronta yo me veo a mi misma y creo que estoy bien vestida. Tengo un jean n***o con un par botas casio mustang, una camisa ajustada al cuerpo gris con detalles negros y encima una campera blanca, de accesorio, una chalina, en caso de que me dé frío. Salimos mamá y yo de su cuarto y nos subimos a la camioneta, en donde Alex y Andrés ya nos esperaban. Salimos a pasear, fuimos por la avenida principal, hasta llegar al lugar más turístico de la ciudad y de paso compramos una merienda para todos. Mi hermano salió a jugar en las hamacas cuando estacionamos y yo fui a un banco en donde daba el sol, estaba algo fresco a la sombra. Intenté enviarle mensajes a Ema, pero la señal no era muy buena, hoy no he hablado con él, pero si ha reaccionado a mis publicaciones de f******k, sigo pensando en que él es mi príncipe a futuro y que venga don Juan a intentar sacármelo, no lo podrá hacer, a menos que mi Dios no lo quiera cerca de mí, aunque si eso fuera así ya lo hubiera apartado de mí. Miro a todos en el parque, y veo como juegan algunos padres con sus pequeños y como otros pequeños juegan por su propia cuenta, cuando veo a mi hermano me hace señas para que vaya, a su lado hay una hamaca que está libre, entonces voy corriendo para sentarme y acompañarlo hasta que nos llaman. Estuvimos hamacándonos la tarde entera, hasta que comenzó a bajar el sol y el frío atacó. Nos fuimos del parque y paseamos otro poco por la ciudad, regresando a casa y con la cena lista
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