Décimo tercero

2676 Words
Amo y disfruto cada parte de la música, junto con ella mis movimientos combinan de lo mejor, me acoplo a la música y en este preciso momento no importa quien me mire, disfruto al máximo cada parte de la canción, cada movimiento y cada golpe que suena en la melodía. Cuando está a punto de terminar puedo mirar a mi alrededor, ya que tenía la vista enfocada en mi reflejo del espejo y ver qué Íngrid me mira de una manera diferente, con fascinación, una pizca de diversión en su rostro y admiración esto me llama la atención, pero termino rematando con el golpe final de la canción y termino en el suelo de rodillas con manos al frente y mi cabeza hacia atrás, nos quedamos unos segundos así y recuperamos todas el aliento y vamos a tomar agua, mientras Íngrid nos halaga. - Me sorprendieron chicas, iban todas iguales y parejitas - Dice con una sonrisa en su rostro y eso me remueve algo adentro, es como si el orgullo quisiera salirse de mí para restregarle a todas que gracias a mí íbamos bien. - Obvio que íbamos bien, si iba yo al frente - Dijo Victoria con una mirada altiva y mirándose las uñas, y es ahí cuando salió a lucirse doña metida, ella iba en la tercera fila y viene a sacarse el trapito de que era por ella, cuéntate otro chiste querida. - En realidad Vitto, salió bien gracias a Ella, ella iba al frente marcando la música, iba perfectamente bien con la música, al final se despistó un poquito, pero iba bien, estoy pensando en ponerla al frente en todas las coreografías que tenemos - Termina diciendo y me mira con una sonrisa en los labios y guiñando el ojo. Creo que se me infló un poquito el pecho cuando dijo eso, amo bailar, amo poder estar en coordinación con la música, amo mucho esta carrera y es lo más hermoso que tengo. Obvio que me asusta un poco el ir adelante, es muy peligroso, si te equivocas todos te caen encima. - Gracias Íngrid, pero no hace falta, sabes bien que me gusta mucho bailar árabe, es mi ritmo favorito - Intente no enaltecer mucho lo que soy, porque después llega lo que se llama orgullo y eso no es bueno. Luego de recibir miradas de todo tipo, de fascinación, de aceptación, de odio, de envidia, Íngrid siguió hablando de como deberían de danzar, habló sobre lo importante que es la postura, la mirada, el tener la cabeza levantada y erguida, sonrisa a medias, ni muy alegre y ni con cara de pocos amigos, también explicó cómo debemos de salir después de cada terminación de las danzas, explicó muchas cosas de las cuales muchas me parecían interesantes y otras no tanto como por ejemplo la salida, a quien le va a importar el cómo salgamos, si vamos todas como un pelotón o si vamos en filas, eso sí me parece ridículo, pero cada quien con su ridiculez. Cuando estábamos por irnos Íngrid nos hizo estirar por posibles dolores musculares al otro día, en eso entra mi amado, precioso y soñado bombón, al que tanto quiero y amo, obvio él no sabe esto, pero cuando entra me hace sentir diferente, me siento con vergüenza y cohibida de hacer algo, es como si todo se volviera más vergonzoso cuando está él. Mientras él se pone a hablar con Íngrid de no sé que, me voy al vestuario a aprontar mis cosas y cambiarme, entro al baño y me pongo un pantalón deportivo encima de mi calza negra, un buzo de lana blanco con n***o a rayas y mis zapatos deportivos, me peino un poco porque parezco una loca que metió el dedo en el enchufe y cuando ya estoy lista para salir, abro la puerta del baño y me encuentro con un Emanuel mirándome de arriba hacia abajo, devorándome con la mirada de inmediato me quedo roja como un tomate y creo que lo nota porque pestañear varias veces y se aclara la garganta mostrándome una sonrisa encantadora. - Hola, bonita, nos vamos? - Dice levantándose del banco en donde estaba y agarrando su bolso. - Hola, sí, vamos - Digo rascándome la nuca con cierto nerviosismo, este hombre provoca que mis latidos vayan a mil por segundo. - Cómo estás?, ¿cómo te fue hoy? - pregunta mientras vamos saliendo del instituto. - Dentro de todo bastante bien, - Digo mirándolo para volver a mirar al frente - Íngrid hoy me dijo que era la mejor bailando y podría decirse que se me infló un poquito el pecho cuando dijo eso - culmino diciendo y él comienza a reírse y a negar con la cabeza. - Lo sé - Solo dice eso y sigue riéndose. - ¿Qué sabes?, y porque te ríes - Le digo algo molesta, pero con un toque de diversión. - Sé que se te infló el pecho porque eres orgullosa de por sí y te gusta que resalten tus buenas obras - Termina diciendo eso y se vuelve a reír. - EYYYY - Lo golpeó suavemente en el brazo para que luego él se haga el dolido y ponga cara de "me duele, me golpeaste fuerte" - No seas quejón que no te pegue fuerte - por mera inercia le acaricio el brazo dónde le golpee para que no sea una nena y yo quede como la mala que lo golpea. - Casi me arrancas el brazo y ¿me pides que no sea quejón?, que coraje el tuyo - Me dice llevando su mando a dónde está la mía para sacarla y colocarla entre sus manos para darle un beso y entrelazar mi mano con la de él. No sé cómo puede ser que este hombre provoque tantas cosas en mi sistema, siento punzadas en mi vientre y mi rostro está ligeramente sonrojado, siento mis mejillas ardiendo y los latidos de mi propio corazón me están dejando sorda. Continuamos caminando y de a rato miro mi mano con la de él y la balanceo hacia adelante y hacia atrás sonriendo como tonta y volviendo a hablar con él de cualquier cosa. Mientras Ema hablaba de lo que él hacía a diario en mi mente repasaba una y otra vez como despedirme de él, cómo iba a decirle que me gustaba y como decirle que mis pensamientos con él eran sinceros, que quería algo serio, porque si bien tenía casi 15 años no quería estar como la juventud de este momento, que se acostaba con cuántos quisieran y salían con el que querían y todos los días era uno diferente, no quería ser de esas personas que cambian de "novio" o "novia" así cómo cambian de calzón, eso era HORRIBLE y no me llamaba la atención para nada, también estaba el tema de hablar con mamá, mi mamá y papá no estaban dispuestos a que yo tuviera novio a esta edad, ellos querían que tuviera novio después de los 18 por mis estudios, que según ellos un novio iba a traer distracción a mis estudios y en realidad, nada que ver, estoy más enfocada que nunca; tengo miedo de como reaccione mamá y de como reaccione papá (sí, Alex), porque si bien ellos no deberían de meterse aún soy menor y ellos mandan en mi vida, así que tengo que respetarlos, pero tampoco deben de pasarse de la raya, un novio se acepta, es normal enamorarse a esta edad... O eso creo... - Bueno, creo que ya tenemos que despedirnos - Dice y salgo de mi trance para poder ver qué es cierto, nos tenemos que ir y es acá donde entran en juego mis nervios, porque no sé como despedirme de él. - Tienes razón, gracias por acompañarme todos los días, es una compañía agradable la que tengo contigo - le sonrió y le guiño un ojo, él se acerca con una sonrisa y toma mi cuello en sus manos y estampa sus labios contra los míos, provocando así que quede aturdida, luego de unos segundos correspondo su beso y por mera inercia lo abrazo de la cintura para luego despegarme de sus labios y apoyar mi cabeza en su pecho, escuchando su corazón y corroborando que está igual de acelerado que el mío, cuando siento que voy a ser capaz de mirarlo a la cara sin tener ganas de morirme por el atrevimiento de abrazarlo, lo suelto y lo miro a los ojos, es un poco más alto que yo así que tengo que mirar un poquito para arriba. Está tan tranquilo, veo en sus ojos tranquilidad y paz, esos ojos marrones que en determinados momentos pasan a tener un brillo excepcional y esa sonrisa ladina que me hace sonrojarme, todo él es una tentación para mí y no me está gustando el hecho de que él me quiera solo para un rato. - No hay porque agradecer preciosa, siempre que pueda te voy a acompañar y cuando tu madre sepa que ya tenemos algo ahí te voy a acompañar hasta la puerta de tu casa pequeña - Lo dice y deja un beso en mi frente y se acerca a mi oído dando besos que me vuelven loca. - Además antes de irme quería decirte que anhelaba desde hoy besar esa boquita - Me dice, me mira, sonríe y se va. Dios, este hombre me va a terminar matando, es tan dulce y tan tierno, deseo siempre poder tenerlo a mi lado, es perfecto. Además esa sensualidad en su voz, que me deja de piedra. Cuando salgo de mi estado de shock comienzo a caminar en dirección hacia mi casa y recuerdo como fue de tierno entre ayer y hoy y mis labios se marcan en una sonrisa radiante, mi corazón aún está agitado y el solo hecho de pensar en lo que pasó mi vientre se contrae y mi estómago actúa como si estuviera en un sube y baja. Él deseaba besarme. Llego a casa con la sonrisa más tonta en mi rostro y al abrir la puerta del living me encuentro a quien menos quería encontrarme, a mi padre. Paso hacia la cocina para poder tomar mi cena e irme al cuarto y el lugar en donde está él es ahí, en la cocina, anda en bóxer, con pantuflas y una remera, el solo verlo me da vergüenza ajena. Hay otros padres y madres que andan en ropa interior como si tal cosa delante de sus hijos, al igual que sus hijos y lo entiendo porque no hay un vínculo "amoroso" tan fuerte entre uno de los padres hacia su hijo o hija, sino que lo ve como eso, como su hijo o hija al cual aman con amor filial, un amor de familia, nada más... Pero aquí no pasa eso, entonces es horrible tener que ver esto y estar en el mismo lugar que él, este entorno provoca que mi cara sea de fastidio, de enojo, de molestia y si bien no estoy enojada, ni nada esta reacción es el muro que generé hacia él, por el daño tan grande que causó. Salgo de la cocina con mi comida y voy hacia mi cuarto, él estaba ahí sirviéndose jugo y ni siquiera "Hola Ella", nada, frío como corazón de ex, en serio, mira que es horrible tener que cruzar cerca de tu padre y que ni siquiera te salude, pero bueno hay que acostumbrarse y seguir llevando la carga a pesar de que no debería. Termino mi cena y esta noche la siento especial, siento que debería de quedarme despierta hasta un poco tarde, hablar con Ema y saber que es lo que él quiere conmigo y arreglar las cosas o quizás debería de esperar porque estoy actuando como una loca psicópata teniéndolo todo controlado, para mí ya somos novios y en mi cabeza ronda eso, ¿será mi novio?, porque para mí un beso significa ser novios, no estoy chapada a la actualidad de hoy día que pueden ser amigos y besarse, es algo como amigos con derechos, creo que así le dicen, eso sí que no me agrada. Como dije estoy chapada a la antigua no a la actualidad, en donde un beso era ser novios, una cartita era la declaratoria de amor y presentárselo a tus padres era el miedo de todo el mundo, porque ellos tenían que aceptarlo tal y como eran, no había forma de que te salvaras de presentarle el novio a tus padres, tiempos lindos, pero oscuros también, es horrible saber que tus padres no acepten a tu novio y vos estar entre medio tratando de que entre ellos no se maten porque para los dos grupos (grupo padres y grupo novio) sos un amor importante y no quieren que el otro te haga daño. En fin, me di un baño después de comer, un relajante baño de agua caliente y salí directo a la cama, para acostarme y estar calentita entre las frazadas, al poco tiempo recibí un mensaje de Ema diciéndome que ya había llegado a lo cual le contesté con una idiotez. Messenger - Ella: Espero hallas llegado bien y que no te hayan robado nada. *Toda estúpida sos vos, ni una parte se salva* *Mira quien habla, el subconsciente más inteligente del mundo, por favor desaparece que es mi momento de estar a solas con Emanuel*. Sigo sin entender por qué aparece cuando nadie lo llama, maldito subconsciente. - Emanuel: En el barrio lo bueno es que ya te conocen y no te roban, así que si sos nuevo en el barrio seguramente te lleves de recuerdo un balazo o que alguien te robe. - Ella: Entonces cuando vaya de visita a tu casa seguramente me quede con el recuerdo de que me robaron. - Emanuel: Naa, cuando vengas a casa lo que te vas a llevar un recuerdo inolvidable, preciosa. AY DIOS, si pudiera verme a través de los mensajes ya sabría que estoy roja como tomate, pero vamos a seguirle el juego... - Ella: ¿En serio?, que clase de recuerdo inolvidable sería ese?, explícame por favor - Emanuel: Pues podrías llevarte el recuerdo de aquello que entra seco y cuando sale, sale mojado y con olor a pescado, ¿qué dices? ¿QUÉ ACABA DE DECIR?, esto es idea mía o está tirándome la indirecta para ir a intimar con él, creo que ya se le fue la mano a este idiota. Cuando empiezo a escribirle un mensaje de que debería de respetarme por ser mujer y que deberíamos de esperar más tiempo si quiere algo así me manda un mensaje. - Emanuel: Correcto, un muñequito de buzo ¿Qué?, no esto es... YA ENTENDÍ, que maldito desgraciado que es, como se le ocurre, nunca más vuelvo a seguirle el juego en algo como esto, maldito degenerado, estoy borrando todo el mensaje para responderle que ya sabía que era una broma y que de mal gusto por cierto, hasta que vuelve a enviar otro mensaje. - Emanuel: Hubieras visto tu cara Ella, la imaginé y estoy seguro de que fue tal cual, es chiste, es una adivinanza y quería aprovechar, ya que me diste pie a hacerla. - Ella: Oye yo no te di pie a hacer nada, tú con tu degeneramiento me querías enganchar en tu juego sucio. - Emanuel: Yo?, ¿degenerado?, pero si tú lo mal pensaste Ella, la culpa no es mía. - Ella: ESO NO CUENTA Y así seguimos toda la noche hasta las 3 de la mañana hablando sobre esto y discutiendo quien fue el degenerado y el pervertido, hablamos sobre lo que paso esa misma noche después de danza, me comentó sus ganas de querer hacer algo más cuando me estaba besando, hablamos muchísimas cosas, pero ya era hora de dormir, porque mañana tenía que estar despierta a las 7 y si me duermo ahora quizás logre despertarme bien, así que como toda pareja de enamorados, nos mandamos corazones y besos para poder descansar e ir a dormir tranquilos.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD