Trigésimo segundo

1372 Words
- Si mamá, me gustó - Fue lo único que pude decir y fui a abrazarla, mis lágrimas salieron sin que les diera permiso, salieron de la emoción que en ese momento tenía y si bien fue un abrazo corto el que tuve con mamá, en ese momento yo sentí muchas cosas en mi interior. - Gracias ma, está todo precioso y me gusta muchísimo todo - Respondí y la solté para darle un beso y pasar mi vista hacia Alex, a quien también le di las gracias. - Gracias pa - Solo le dije eso y lo abracé, se sintió raro, nunca lo había abrazado y su contacto físico me produce un poco de miedo e inseguridad por eso mismo me solté enseguida y le sonreí. Emanuel me miro y me extendió los brazos, a los cuales fui gustosa, me abrazó tan fuerte y ese pequeño acto hizo que todas las piezas de mi corazón que fueron rotas y esparcidas por todas partes se fueran uniendo poco a poco. - Gracias a ti también amor, aunque me mentiste y me mantuviste engañada - Le digo esto último separándome, cruzando mis brazos a la altura del pecho y mirándolo con los ojos entrecerrados, a lo cual él se ríe y niega con la cabeza. - No agradezcas, te mereces esto y mucho más preciosa, pero aún hay una sorpresa para ti - Me dice y agarra mi muñeca conduciéndome hacia donde está el estante con las golosinas Mi mirada se va a una sábana blanca, que cubre algo como una madera o algún estante o algo, cuando Ema quita la sábana de eso que estaba oculto mis ojos no pueden despegarse de tal obra de arte que veo. Bajo esa sábana había un cuadro, un cuadro de madera en donde hay una bailarina de ballet, en posición de pasé, con su cabeza y su cuerpo bien hacia atrás, una mano extendida hacia arriba y otra hacia abajo, la bailarina tenía unas puntas de ballet y un tutú, pero era diferente. En sus manos hay pimpollos de flores dibujados con un lazo azul que recorre todo el brazo de la misma, el tutú va en una cama de colores desde el celeste, cruzado por el violeta y llegando al color rosado, sus puntas de ballet color n***o y con pequeñas pintitas blancas, como estrellas, piernas bien contorneadas y la cabeza, ver la cabeza y el rostro de esa bailarina fue lo que más me capturó. El pelo n***o con pintitas blancas recogido en un rodete, el rostro con un color rosa viejo oscuro con pintitas blancas también y por último, el fondo donde estaba la bailarina era un escenario, con el telón rojo detrás de ella y el suelo color marrón. Ver esa majestuosidad fue increíble, no tengo palabras para describir como me siento, pero si dijera que el cuadro es increíble, me quedaría corta, lo amo y me encanta y sin querer en este momento genere una conexión especial hacia ese cuadro, no quiero que lo aparten de mí, es especial y es mío. Me doy la vuelta para ver a Ema y me lanzó a sus brazos, me encanta este cuadro, me encanta cada detalle, cada borde tiene un trazado especial y único. - Gracias, es hermoso, tú lo hiciste? - Le digo separándome de él y él sonríe. - Si, lo hice yo y todo ese tiempo que estuviste preguntando que, que era eso que no podías ver y que yo siempre llevaba conmigo - Él se detiene y yo lo escaneo con la mirada y le hago una seña para que continúe - bueno, era esto, tu cuadro y tu regalo de cumpleaños - Me dice sonriendo y aunque estoy molesta porque me engañó todo este tiempo, estoy feliz por saber que él dibujó ese cuadro especialmente para mí. - Eres un mentiroso - Le golpeo en el brazo despacito y él se ríe sobándose el brazo - ¿Por qué no me dijiste nada? - pregunto cruzando mis brazos por el pecho. - Porque si no no sería sorpresa Ella, ni siquiera sería un regalo, porque ya sabrías lo que sería y no te sorprenderías tanto como lo hiciste ahora - Me mira y me acaricia la mejilla. - Gracias, pequeño, gracias por esto y por estar para mí - Me acerco a él y le doy un beso y él me abraza, dejándome escuchar su corazón. - Te lo mereces. Ahora ve y aprontate, tenemos que enchastrarte en unas horas - Cierto, olvidé eso, es una tradición enchastrar a la quinceañera con cosas, agua, harina, yerba, tierra, lo que sea que veas va para ensuciar a la quinceañera, en este caso, yo. Me fui a mi cuarto, me puse un pantalón deportivo ancho n***o, un par de zapatillas viejas y un buzo gris, en mi pelo me hice una trenza, para que sea más fácil después sacarme del pelo todo el enchastre que me hagan. Salí hacia afuera y en la calle había un DJ con parlantes y pasando música, estaban mis amigos, conocidos, familiares y personas que jamás en mi vida había visto, pero que estaban ahí porque sí. Faltaba media hora aún para que me pudieran enchastrar, así que todos estaban pintando la calle, con una pinceleta y un poco de pintura blanca ponían en la calle su nombre o lo que quisieran y pasaban al de al lado la pintura y la pinceleta para que el otro pudiera poner su nombre también. Mientras hacían eso yo saludaba a todos, estaban dormidos en grupitos y pasaba de un grupo a otro saludando y hablando con algunos. Cuando terminé, me fui un segundo adentro de mi casa a buscar un vaso con agua y en eso que entro mi mamá me dice que me están buscando para ensuciarme, entonces salgo corriendo desde la cocina hacia la calle por el pasillo que hay en mi casa y escucho el 4...3...2 y en el segundo 1, llegué yo al centro de la calle y todos comenzaron a acercarse con baldes llenos de cosas y yo solo cerré los ojos y espere a que pasara todo, sentí el asqueroso olor que tenía todo junto, me mire un segundo y estaba empapada en un líquido asqueroso, más harina y yerba, todos, absolutamente todos salieron corriendo lejos de mí y yo corrí a abrazar a mi mamá, a ensuciarla a ella también, la enchastre toda al igual que mi papá, los abrace y busque mi siguiente víctima la cual ni siquiera se movió, Ema, mi novio, me abrazo con tanta fuerza y me susurro un "Feliz cumpleaños preciosa" y seguí en mi búsqueda, abrace a mis amigas, las ensucie a todas y las llene de todo lo que tenía en el cuerpo, una vez terminé de abrazar a todos los que quería comenzó el baile, bailamos en ese mismo momento todos canciones de cuarteto, pop, cumbia y cuando vi que todos muy de a poco empezaron a irse, mi mamá se acercó y me dijo que fuera a bañarme, entonces me metí hacia adentro y aproveché a gastar toda el agua calentita que había. Que difícil es sacarse los granitos de harina de maíz del pelo, cuando están todos amontonados, es como cuando te cae arena en el pelo. La trenza sirvió, pero no para mucho era una torta que tenía arriba de mi cabeza. Lavé varias veces mi pelo y me costó bastante sacar todo, pero pude hacerlo, termine de bañarme, me vestí, con un precioso vestido blanco con encaje por encima con una cadenita dorada en mi cintura que era ajustable y un par de tacos precioso color piel y con toquecitos negros. Salí del baño a buscar el secador de pelo, mamá me ayudó y me planchó el flequillo, con sumo cuidado me hizo unos bucles en el pelo y luego me maquillé, con un poco de rimel y labial, eso bastaba para mí, no necesitaba mucho en mi piel para quedar bonita. Me coloqué unos pendientes blancos y el collar de flor que me regaló Ema y salí hacia el corredor, por dónde saldría e iría por el pasillo hacia el patio de casa, dónde estaban todos.
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