Una mariposa en proceso...

Octavo

Martes 20 de junio, día nublado, y algo lluvioso, me encantan estos días así, cuando hay aroma a lluvia, aroma a humedad, aroma a aire fresco, estos días son los más lindos y los que disfruto mucho más. Me levanté temprano, hoy tenía clases y quería estudiar para los próximos escritos que se venían y hoy teníamos biología y la docente de esa materia siempre nos hace estudiar la información que sacamos porque si no hablamos durante la clase tenemos calificación 1, y eso baja mucho el promedio y el rendimiento personal.

Entrabamos a las 8 de la mañana, 7:15 salía de casa con un par de botas, mis jeans celestes, la remera que representaba que iba a una institución estudiantil, un buzo de lana y una bufanda para que no me enfermara de la garganta, llevaba mis auriculares y mi mochila con las cuadernolas de las materias de ese día. Comencé mi mañana orando y dándole gracias a Dios por todo lo que me había dado y por todo aquello que me había quitado, si bien le daba gracias, en mi corazón aún estaba muy latente el fallecimiento de mi abuelo, aquel día ni siquiera pude despedirme de él, solo verlo cuando ya estaba en un ataúd tapado hasta el cuello y en donde solo se le veía el rostro, pálido, frío, pero con algo distinto, algo que no sabía por qué o si era normal ver eso en un cuerpo ya sin vida, mi abuelo tenía una sonrisa en su rostro y quizás suena tétrico, pero por un momento pensé en que quizás y solo quizás pudo haberse ido con mi Señor y Salvador, Jesús.

Llegué a clases, entré y aún faltaban 20 minutos para entrar, me gustaba mucho llegar antes que todos, podía disfrutar de mi soledad y tranquilidad a solas, nadie me molestaba y eso era lo mejor. Poco a poco comenzaron a llegar los alumnos de otras clases y mis compañeros de clase, estaban mis 2 amigas Dahiana y Delfina, con ellas siempre estábamos juntas, nos pasábamos las respuestas de los escritos y éramos el trío perfecto de amistad, teníamos nuestras pro y nuestras contras, pero bueno eso siempre pasa. Charlamos sobre lo que estaba pasando últimamente en nuestras vidas y les comenté sobre Emanuel, aquel chico que me gustaba.

- ¿Y por qué todavía no se han besado o algo?- Preguntó Dahiana.

- Dahia no creo que quieran ir tan rápido, recién se están conociendo y él hace unos días terminó con la novia, así que van bien, van lento y eso está perfecto - Dijo Delfina.

- Gracias Delfi por entender y en cuanto a ti Dahiana... - Pensé unos segundos que decirle y ¡bingo! - ... No soy como Silvestre que quiere comerse a Piolín lo más rápido posible, prefiero degustar mi presa - Terminé diciendo y con mi mirada pícara que solo ellas sabían lo que significaban, ambas empezaron a descostillarse de risa.

[...]

Una vez dentro del salón de clases con la docente de biología comenzamos a dar todo sobre la célula eucariota y procariota y esas cosas así. Luego de un buen rato tuvimos una especie de prueba sorpresa, en donde teníamos 4 verdaderos o falsos y 3 múltiples opción con preguntas del tema que se habló en clase.

Estuvo bastante fácil este "examen sorpresa", con Dahia y Delfi nos pasamos todo, como siempre solemos hacerlo. Luego de biología tuvimos libre, dado que el docente de la siguiente materia estaba indispuesto.

De regreso a mi casa noté que nunca antes me había sentido tan bien y tan feliz con esta nueva sensación, esta nueva emoción que es el amor hacia alguien, descubrí que Emanuel era para mí o quizás yo estaba loca, no sé. Llegué a casa, almorcé y luego fui a hacer mis tareas y estuve así por unas 2 o 3 horas.

Llegó la hora de ir a ballet, mi hora especial, mi segundo lugar seguro, en donde tengo libertad, tengo compañeras increíbles y una profe que me escucha abiertamente. Tomé mi merienda que constaba de un café con leche con 2 medialunas de jamón y queso, luego de mirar unos videos mientras merendaba, limpié todo, arreglé mi bolso, me vestí, avise que me iba, como siempre lo hacía y me fui.

- Mami, me voy, tengo clase de ballet - Dije mientras asomaba mi cabeza por la puerta de su habitación y la miraba mientras tomaba mate y miraban películas con Alex, mi "padre".

- Bueno, pequeña, ten cuidado, avísame cuando llegues y si hay que ir a buscarte me avisas y vamos, no hay problema con eso - Lo último lo dijo como indirecta hacia mi padre quien seguía mirando la película fijamente.

- De acuerdo mamá, nos vemos luego. - Antes de irme regresé y le dije: - Puede que llegue tarde ma, hoy Íngrid me necesita por más tiempo - Ella solo me miro y asintió con la cabeza.

Si bien a mi mamá no le gustaba que me quedara hasta tarde, pues, se iba a tener que acostumbrar. Dado que ya iba un poco tarde apresuré mis pasos para llegar antes y poder entrar con las pequeñas que estaban antes que mi grupo. Faltaba 1 cuadra cuando miré la hora y vi que aún estaba a tiempo, que quizás tendría tiempo para hablar con Emanuel si es que aún no salió de clase, porque cuando sale de ahí ya no tiene internet y ahí ya es complicado hablar con él. Llegué y me senté, le escribí a Ema, pero no le llegaban los mensajes, así que me puse nerviosa y me perfumé como nunca antes, me puse más bonito el pelo, ya que solo solía llevar una coleta mal hecha haciendo. Me hice una trenza que cruzara por encima de mi cabeza como una especie de corona; luego de eso decidí meterme al salón de danzas, donde estaban ensayando y viendo arreglos de coreos anteriores, me pidieron ayuda y con gusto las ayude, les di lo mejor de mí e hice que todo saliera en el tiempo que mi profe me pidió.

Casi terminando su clase me salí un momento para ir a buscar "mi calma nervios", ya que estaba muy nerviosa debido a que Ema no me contestaba los mensajes y ya de paso aproveche a fijarme si venía o no. Mi calma nervios consiste en un globo relleno de harina o fécula de maíz al cual podés amasar quitándote así los nervios y volviéndose así tu única preocupación.

Cuando las pequeñas se fueron, entro mi grupo y estuvimos elongando hasta que Íngrid dio el comunicado de que el grupo de pre-grandes y grandes estaríamos juntos, ya que el grupo de grandes se había reducido un poco.

- Chicas, en esta semana el grupo siguiente, es decir el grupo de los grandes estará en su grupo, ya que se ha reducido la cantidad de alumnos y para que puedan salir antes todos decidimos entre el grupo que es lo mejor, ¿Qué le parece a ustedes? - Varios aceptaron la propuesta, otros como Victoria simplemente no le pareció la idea dado que ella siempre tiene problemas con todo.

- Bueno, si todas están de acuerdo... - En ese momento me miró a mí disimuladamente y yo asentí con la cabeza para darle a entender que estaba de acuerdo - ... Los chicos estarán en unos minutos aquí así que si quieren podemos seguir estirando y ellos irán entrando mientras pasa el tiempo - Anunció y puso música para seguir estirando.

Genial, llegarán en unos minutos no hay de que preocu... ¿LLEGARÁN EN UNOS MINUTOS?, ESO SIGNIFICA QUE VOY A VER A EMANUEL, ay no, no, no, no, esto no puede ser, ¿Por qué no aviso esto en el grupo de danza?, Dios que nervios, mira si me toca hacer algo con él, mira si tengo que estar cerca de él y huelo mal, AY NOOOO.

- *BUENO YA RELAJATE ELLA* - Mi subconsciente dándome consejos...

- *NO PUEDO, ¿ENTIENDES?* - conseguí decir para mis adentros, básicamente gritando internamente para que todo mi cuerpo supiera que no puedo estar relajada así como así.

- *Pues más te vale que puedas, porque está entrando por la puerta e "inconscientemente" lo estás mirando* - Esa fue la gota que derramó el vaso para enloquecerme por completo y que mi corazón saltara desesperado en mi pecho, mis mejillas ardieran y mis manos sudaran en frío, rápidamente giré mi cabeza hacia otro lado para que no me viera.

Llegaron ellos y nos hicieron sentarnos, me senté al lado de una barra de estiramiento, en donde tenía de frente a mi profesora y adivinen quién se sentó a mi lado, si, el guapo de Emanuel. Si supiera que estoy media rayada y que me pongo así con solo verlo, estoy segura de que no se atrevería a acercarse a mí nunca más.

- Hola, ¿Cómo estás? - saludo a Ema de manera natural.

- *Saluda de manera inconsciente y con 30 toneladas de nervios encima, pero intenta mantener la calma, es buena*

- *YA CALLATE MALDITA CONCIENCIA*

- ¡Hola! - Sonríe y con esa sonrisa me derrito - Bien, casado de caminar de mi instituto hasta aquí - Estaba por responder cuando una voz llega a mi oído diciendo: "La parejita del año", creo que mi cara es bastante gráfica en estos momentos porque Ema tiene una cara de preocupación, pero a la vez una sonrisa, lo cual logra despistarme para no decirle nada a la arpía que está molestando.

- Chicos y chicas, empezaremos las coreos la semana próxima, continuaremos con los trajes y diferentes actividades, haremos colaboraciones para poder pagar ciertas telas y demás cosas que estén necesitando, por el momento comencemos antes de que se nos vaya más la hora. - termina diciendo mi profe y nos levantamos todos para hacer lo que nos pide.

[...]

La hora se pasó volando, estuvimos haciendo más estiramientos, intentamos empezar un nuevo baile, pero dado que estaban bastante insoportables con el tema de quien va adelante y quien va atrás decidieron dejarlo para la otra semana, continuamos con las antiguas, coreos y por último descansamos y nos fuimos. A medida que iban saliendo Ema y yo siempre hacíamos un poco de tiempo para irnos o salíamos primero y nos íbamos primero. Esta vez estuvimos jodiendo un rato en el vestuario, ya que aún quería mi anillo, aquel que él me había quitado y se lo había puesto en su dedo anular.

- Oye, devuélveme el anillo - Logre decirle mientras íbamos saliendo de ballet y avanzando en la calle - Recuerda que me lo robaste y que me pertenece - Le dije mostrando diversión en mi rostro.

- Pues, si lo quieres vas a tener que sacármelo - Dijo él sonriendo y mostrándome su mano, donde estaba el anillo.

Ni bien tuve la posibilidad de agarrar su mano para sacarle el anillo, él se detuvo en seco y esto pasó tan rápido que aún no recuerdo como sucedió exactamente, solo sé que en estos momentos tenía su mano entrelazada con la mía. Ya se pueden imaginar como estaba yo, pues en todo caso les explico, era un manojo de nervios, mi corazón estaba desbocado, era un motor acelerado mi corazón, se me salía del pecho, mis manos sudaban frío y tenía la cara roja tomate, muy roja a mi parecer y quedé por 1 cuadra en shock, ESTUVIMOS UNA CUADRA EN COMPLETO SILENCIO. Estuve un buen rato con la cabeza agacha, observando el suelo y de reojo miraba mi mano enlazada con la de Ema y aún no lo creía, era como un sueño y ustedes se preguntaran que paso con el anillo... QUE SE LO QUEDE, NO ME IMPORTA EL ANILLO EN ESTOS MOMENTOS.

Con Ema fuimos agarrados de la mano TODO el camino, hablando de cosas casuales (Esto pasó después de que salí de mi estado de shock), de la vida, de ballet, de sus estudios, de los míos, en determinados momentos nos mirábamos y eso bastaba para saber que estaba de más hablar, pero lo hacíamos para no estar en completo y absoluto silencio, la noche era cálida, no como una noche de invierno, de esas que son crueles y hace muchísimo frío, pero si corría una brisa bastante fresca.

- Ten, usa esto - Me dijo soltando mi mano y extendiéndome una campera gris, con capucha a cuadros negros y blancos y bolsillos del mismo color, para mi gusto me quedaba grande, pero era de él no la iba a rechazar.

- ¿Qué?, no, no, úsala tú, a ti te queda mejor - Dije que no lo iba a rechazar, pero nunca dije que no me iba a hacer rogar.

- Quizás si, pero me gustaría ver como te queda a ti - Luego de esa confesión me guiño un ojo, haciéndome quedar roja y me sonrió volviendo a extenderme la campera - En serio, úsala, luego me la devuelves - Sonrió y con dudas la agarré y me la puse, tenía olor a él y fue tan gratificante tener puesta su campera que me aseguraré de que cuando sea mi novio me dé todas sus camperas y buzos para usar yo.

- *ALERTA TENEMOS A UNA LOCA EN ACCIÓN* - No le presté atención a la voz de mi cabeza, porque posiblemente sea cierto lo que dice...

- Gracias Ema, luego te la devuelvo - Mentira, jamás nunca se la devolveré.

- Descuida, quédatela hoy, ya que estamos llegando a nuestra esquina, tú doblas y yo sigo, tengo un buzo de repuesto aquí así que tranquila, quédatela -Dijo mi bello príncipe y caí en cuenta que estábamos de nuevo de la mano y llegando al lugar en el que nos separamos siempre.

Me desanimé un poco, pero no tanto cuando paso lo siguiente, al momento de despedirnos el dejo su bicicleta en el cordón de la vereda, hablamos un poco más de cosas aleatorias y cuando por fin estábamos por irnos cada uno a su casa sucedió algo.

- Bueno Ema, me tengo que ir ya son casi las 11 de la noche y mamá se va a enojar si no llego en 5 minutos - Le dije algo preocupada, pero a la vez con gracia para que no se sintiera, ni preocupado, ni culpable de entretenerme tanto y sé que no se puso así porque sonrío y me miro con un brillo especial en sus ojos

- De acuerdo, nos vemos mañana entonces - Termino diciendo y se acercó a saludarme, su mirada tenía algo especial, una chispa, pero esta vez no me saludó como siempre lo hacía, sino que esta vez tomo con sus manos mi rostro, analizando cada expresión que en mí se formaba, tomando una cierta distancia para admirar mi rostro, su mirada enfocaba mis ojos, pero de repente sus ojos estaban puestos en mis labios y sin pedir permiso, se tiró a ellos como un voraz depredador, como si hubiera estado esperando hace mucho para hacer esto, sus labios eran suaves, un beso tierno, delicado y con dulzura, con una mano me atrajo hacia él y de puntitas lo abrace por el cuello, en ese preciso momento, en ese maldito momento todo quedó en silencio, era como si estuviera sorda, como si no anduvieran coches por la calle, como si nos hubiese puesto una tapa anti-sonidos para evitar escuchar cualquier sonido, ese momento tan largo que fue para mí, duro poco porque me estaba faltando el aire y cuando por fin pude separarme de Ema un suspiro salió de mis labios y cuando lo miré estaba igual de agitado que yo, me abrazó y me dio un tierno beso en la frente y se fue, dejándome a mí con la duda y la incertidumbre de que fue lo que paso y con la emoción y la chispa de querer más de él y no una simple amistad con derechos.