Décimo séptimo

2506 Words
Hoy es un nuevo día, una nueva temporada se acerca, anoche después de cenar cada uno en su habitación, decidí descansar, ya era tarde y mañana tenía clases. Y creo que dormí bien porque hoy estoy muy bien. Aún es temprano y veo los mensajes de Ema, ya que anoche no los vi porque estaba cansada y apagué mi celular. Messenger - Emanuel: Hola, bonita, cómo estás?. - Emanuel: Espero hayas pasado un lindo fin de semana, hoy vas?. Es tan bonito leer estas cosas, babeo internamente cuando me manda mensajes así. - Ella: Hola, Ema, estoy bien, bueno, no tanto, es lunes y ya sabes, no son fáciles los lunes y tú?, Cómo estás?. - Ella: Gracias cariño, espero tu igual, si hoy voy, cómo a eso de las 17 hs. Luego de mandarle el mensaje salí de Messenger y continúe con lo que estaba haciendo, antes de irme a clases revise el cronograma mensual y tenía marcada una fecha como "viaje" pero no recuerdo con quién y porque viajaba... Es extraño, pero ya recordaré, aún falta. Saliendo de casa me crucé a mis vecinos, los saludé y seguí mi camino, recordé que hoy era el día de la prueba, la de literatura, si bien era con cuaderno abierto me preocupaba el hecho de no haber estudiado bien, a veces estudias y perdés la prueba y a veces no estudias y lo salvas, locuras del mundo que jamás voy a entender. Llegué a mi clase, entré y estaban casi todos menos el profesor, me senté al fondo y cuando empecé a sacar mis cosas llega el profesor. - Buen día, chiquilines, hoy tenemos la prueba, así que guarden los celulares y solo dejen el material que van a usar para la prueba - Dijo con neutralidad, mientras dejaba sus cosas en el escritorio y escribía en el pizarrón las preguntas. Eran 10 preguntas sobre una obra que nos dio. Comencé leyendo la historia y luego de leerla a responder en orden todas las preguntas, fue bastante fácil, aunque la última pregunta fue algo más compleja de lo que pensé, preguntaba cuántos hiatos y diptongos había, no recordaba bien el concepto, pero algo sabía, comencé a contarlas y para mí había 33 en total, luego de volver a repasar las respuestas que di entregué la prueba y salí del salón, ya que una vez terminada la prueba debías de salir porque el resto necesitaba concentración. Salí y fui a la cantina donde venden comida y me quedé hablando un rato con la cantinera, era amiga de mamá, así que me conoce por eso, compré un jugo de naranja y una medialuna de jamón y queso. - Arreglo cuentas con tu madre, tú ve tranquila nomás - Me dijo con cierta diversión. - Muchas gracias Ana, entonces si tú arreglas con mamá dame dos de esas barras de ahí - Le señale las barras de cereal con chocolate, sabiendo que mamá es la que tiene que pagar después, intenté no gastar tanto - Gracias Ana, nos vemos luego - Saludé y me fui, cuando iba saliendo de la cantina iban acercándose Delfina y Dahiana. - Sabíamos que te íbamos a encontrar acá Ella - Dice Dahia y ambas sonríen cómplices y se acercan hasta llegar a mi lado. - Creo que es normal encontrarme a mi cerca de la comida - Les digo haciendo que rueden sus ojos y nieguen con la cabeza - ¿Cómo les fue? - Pregunto dándole una mordida a mi medialuna y guardado las barras en el bolsillo de mi campera. - Creí que iba a estar más difícil, pero resultó bastante fácil - Dice Delfi con total naturaleza. - Sí, estuvo fácil, ¿a ti te fue bien? - Me pregunta Dahia y yo asiento con la cabeza. - Lo que me está preocupando bastante es saber cuántos hiatos y diptongos había, porque yo conté 33 - Les digo mientras le doy otro mordisco a mi medialuna. - Yo encontré 30 - Dice Dahia mirando su celular. - Yo encontré 36 - Me dice Delfina mirándome con los ojos entrecerrados. - No deberíamos de preocuparnos, ya que no hay tanta diferencia, entre los 30 y los 36, ¿no? - Ellas se miran y me miran y asienten no muy convencida. Estuvimos casi las 2 horas esperando a que todos terminarán la prueba, aún quedaban algunos alumnos dentro del aula, terminé mi medialuna y mi jugo mientras pasaba el tiempo, Dahia y Delfi se pusieron con su celular y cuando se terminó la prueba el profesor nos hizo entrar y nos dio las respuestas de cada pregunta, si bien no me acordaba que había contestado en cada una de ellas si me acordaba de la última y resultó que Delfina tenía razón, eran 36 palabras con hiatos y diptongos, con Dahia nos mirábamos incrédulas porque ella no es muy conocedora de eso, así que alguien la tuvo que ayudar o copió, cuando terminó la clase salimos las 3 y con Dahia sacamos el tema a la luz. - ¿Nos vas a decir quién te ayudó con la última pregunta de la prueba?, porque dudo mucho que la hayas echo tu sola - Le digo mirándola con cara de incrédula y ella levanta la cabeza y gira a verme indignada y pone una mano en su pecho y abre la boca, formando una gran "O". - Si, eso que dijo Ella es cierto, porque estoy segura de que tú sola no pudiste, anda, habla, ¿quién te lo pasó? - Le dice Dahia golpeando suavemente su brazo. - No puedo creer que no crean que yo sola hice la prueba - Habló indignada - Lo cierto es que no, no lo hice yo, sino que Damián me ayudó - Lo dice y así como se le infló el pecho al saber que tenía razón sobre los hiatos y los diptongos así también se encorvó y agachó la cabeza. Con Dahia nos reímos porque sabíamos que la habían ayudado, pero nos reímos principalmente porque intentó mentirnos a nosotras, que sabemos cómo es ella. - Sabía que había algo entre tú y él, si no no te hubiera ayudado o le das cosas a cambio para que te ayude - Dahia dice esto último con un tono juguetón y le guiña el ojo a Delfina. - ¿¡QUÉ!?, NOOOO, Damián me ayudó porque quiso, es más, anoche hablamos y me dijo que iba a ayudarme, que si necesitaba algo, que solo le escribiera y listo - Menciona totalmente nerviosa y sonrojada. - Con que hablaste con él anoche, ¿segura que no tienen nada?, niña traviesa - Se lo digo en tono juguetón para que entienda que se metió en terreno peligroso. - Me parece sospechoso, ¿a ti no? - Me señala Dahia y asiento efusivamente para hacerle saber que estoy de acuerdo con ella. - BUENO, ESTÁ BIEN, nos estamos viendo, y creo que le gusto - Menciona la niña en un susurro que es casi inaudible, pero sé bien que tanto Dahia como yo la escuchamos bien, pero se lo hacemos repetir solo para molestarla. - Disculpa, que dijiste, no te oímos - Le digo acercando mi oreja a su boca mientras veo como está de enojada, no le gusta repetir las cosas y más si es sobre su vida amorosa. - ¡QUE NOS ESTAMOS VIENDO Y CREO QUE LE GUSTO!, ¿ya escuchaste?, sorda - Me dice enfadada a lo cual muestro una sonrisa de oreja a oreja, viendo lo que provocó. - Si, ya escuché y media institución también, pero tranquila, nadie sabe quién es el afortunado - Le guiño un ojo y observo cómo todos nos miran, sonrió y niego la cabeza, cuando la levanto detallo a Delfina con la mirada y veo lo linda que se encuentra hoy. Por un momento Ignoro lo que están hablando entre ellas y comienzo a observarlas a ambas, por un lado está Delfina, ella es alta, pero no tanto como yo, tiene una piel trigueña y su color de cabello es un castaño claro, el cual cae en pequeñas ondas, llegándole así a mitad de su espalda. Hoy va vestida con un jean Oxford, es decir un pantalón justo, pero que es holgado cuando va casi llegando a los pies, la remera del instituto, una chalina para cubrir su cuello y la campera de la institución, ella es bella, tiene una belleza única y me gusta como es ella como persona, esa belleza hace que tenga más ligues que cualquiera de nosotras. Luego está Dahiana, quien tiene un color de cabello más oscuro y una piel más morena, es más baja que yo y Delfi, su cabello tiene ligeros rulos que llegan a la altura de sus hombros dándole un toque adorable y juvenil. Hoy está vestida con un jean n***o apretado, la camisa de la institución y la campera de la misma. Ambas son preciosas mujeres y tienen un complejo con su cuerpo que me vuelve loca, una porque está demasiado flaca y la otra porque está gordita y cree que nadie la va a querer, mientras esos pensamientos inundan mi mente ruedo los ojos y las chicas me miran con una ceja levantada, así que salgo de ellos y vuelvo a hablar. - Disculpen, es que estaba recordando porque me tocaron ustedes cómo amigas - Las tiento a enojarse, porque sé lo mucho que les molesta cuando hablo así de ellas. Me miran con el ceño fruncido y me golpean ambas en el brazo quejándose de que si no me gusta me puedo ir con otras y demás cosas. Me río de ellas porque son tan tontas, que no se dan cuenta de que las estoy molestando, seguimos así un buen rato, hasta que nos vamos, porque se nos pasó la hora entre charlas y trivialidades. [...] Cuando llego a casa almuerzo y me pongo a ordenar mi habitación, saco aquellas cosas que no me sirven, para hacer espacio y poder limpiar mejor, barro bien el piso mientras por el parlante de mi celular suena "Portador de tu gloria" de Alejandro del Bosque, haciendo que mi cuerpo comience a danzar y moverme como una babosa a punto de morir cuando se le echa sal a su cuerpo todo lleno de baba. Termina la canción y sigue la siguiente, haciendo que limpie con más emoción y más facilidad mi habitación. Una vez termino de limpiar todo, opté por ir a darme un baño, tarareo una canción mientras enjabono mi cuerpo, comienzo a masajear mi cuero cabelludo una vez le pongo champú y cuando termino de enjuagarme, salgo de la ducha para secarme y poder vestirme. Ignoro al espejo enorme que tengo frente a mí, aún no puedo verme al espejo sin sentir culpa y suciedad, esa suciedad que parece que no se quita con nada, salgo lo más rápido que puedo del baño para ir a acostarme un ratito en mi cama y quizás descansar, para ir bien descansada a danza. Cuando veo mi celular un momento, tengo mensajes de Ema y por mera inercia sonrío a la pantalla del celular, sintiéndome tan idiota, pero tan bien. Enseguida lo abro y le contesto lo más rápido que puedo y veo que hace 10 minutos se desconectó, capaz tengo suerte y me responde. Messenger - Emanuel: Genial entonces, nos vemos allá bonita, yo salgo a las 18 de clases y voy directo a danzas, cuídate, besos, linda. - Emanuel: Oh, por cierto, a las 16 hay un recreo de 10 minutos, por si quieres venir, estaré afuera, en la vereda, me reconocerás enseguida. - Emanuel: No es obligación, pero si es una invitación, solo si quieres, si no será en otro momento. AY, no, que vergüenza mira si está con sus amigos y aparezco yo ahí como si nada, no, no voy a ir, iré en otro momento. - Ella: Gracias por la invitación Ema, pero no quiero, me da vergüenza, capaz no le caigo bien a tus amigos y quizás ni siquiera me quieran ahí. - Ella: En otro momento iré, cuando ya sepan de lo nuestro. - Ella: Que tengas un lindo día y que te sea leve la clase de hoy, nos vemos después, bonito. Luego de eso vi que ya eran cerca de las 16, así que probablemente me escriba o si no lo veré en danzas. Me acuesto un rato y cuando estoy por dormirme escucho la moto de mamá, seña de que ya llegó y de que no voy a poder dormir porque la señora entra con la moto prendida hasta el patio de la casa. Que estrés es esta mujer. Y hablando de Lizz, últimamente mamá está bastante alterada, es como que si la mínima cosa mal que haga ya le molesta, me ha estado reclamando de que vivo en un chiquero, que mi cuarto es un desastre y que tengo siempre la ropa tirada, que nunca barro, que siempre tengo platos y vasos en mi cuarto, que nunca lavo los pisos y muchas otras cosas más, es extraño, porque hace un tiempo atrás ella estaba bien, no sé que será lo que le está pasando, pero está muy a la defensiva y odio que me levante la voz o me trate mal porque si, entonces yo le contesto de igual forma, para que sepa cómo se siente, pero siempre es lo mismo, ella siempre eleva más la voz y termino "castigada" porque le hable mal o porque no ordene mi ropero o cosas por el estilo, quizás yo no debería de actuar así, pero ella tampoco y yo no voy a dar el brazo a torcer en esto, si ella no cambia yo tampoco voy a cambiar, porque esto es mutuo, no sé por qué oro por la familia si ella va a actuar así. Y ahí es cuando me doy cuenta, cuando en mi cerebro se conectan los cables y hacen un "clic", mamá ha estado a la defensiva desde el momento en que yo empecé a orar por ella, desde el momento en que yo empecé a pedirle a Dios que la convierta, ahora todo tiene sentido... Ella está en tinieblas, ella no cree en Dios, cree en budas, en la madre naturaleza, en todo lo que el mundo le ofrece para creer y yo estoy del lado contrario, estoy en la luz, creo en un Dios sanador, un Dios de amor y un Dios perdonador, ella no lo va a entender por ser del mundo, y lo que habita dentro de ella no le está gustando para nada lo que está pasando, porque sabe que Dios en cualquier momento puede hacer que eso salga de ella y ella se convierta a Dios, sabe que Dios puede hacerle caer esa máscara que cubren loa ojos espirituales de mamá y que ella vea realmente quien es Dios, pero sé que no lo hará aún, sé que es muy pronto y yo llevo muy poco tiempo orando por ella.
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