Leonard miro a la rubia que se acercaba a él e instintivamente aparto la mirada, Antonella comprendió de inmediato aquel gesto que la hizo sonreír mientras tomaba asiento a su lado, el italiano barajeaba entre sus manos un paquete de cartas de póker de una manera tan experta que la sorprendió, Leonard era un amante al juego y un experto en las artes de apostar y ganar tanto como fuera posible. Dos días después de la fiesta ambos se encontraban en la mesa cerca de la enorme piscina de la mansión. —¿Me has extrañado? —Preguntó aprovechando que se encontraba solo, el hombre no sonrió, pero si negó con la cabeza, siempre que la miraba sus sentimientos le jugaban en contra, no podía evitar en todas las veces que la hizo suya, ahora debía evitar tener aquellos lascivos recuerdos porque se trata

