Capítulo 2: Reunión anti Eira

1874 Words
Caminaron durante media hora por las alcantarillas sin tener un rumbo fijo, en medio de la oscuridad, sus respiraciones eran agitadas por el miedo a lo que se estaban enfrentando, Eira tenía un sinfin de pensamientos alrededor de lo que estaba viviendo con la orden de asesinato en su contra ¿es que acaso realmente eran consecuencias de sus actos de rebeldía en contra de su padre? Ciertamente de todas sus hijas ella era la menos deseada.  Recordó amargamente como una de las sirvientas le platicó a lujo de detalle que el día de su nacimiento, el rey quedó tan decepcionado de que su madre la diera a luz a ella como niña, que se enojó tanto y no la conoció dos años después de su nacimiento, cuando su madre estaba al final del embarazo de su hermana Fedra, no sabía el porqué su padre siempre se había comportado de esa manera con ella, de lo único que tenía certeza es que hasta cierto punto tenía un comportamiento rebelde contra él para hacerse notar y de alguna manera la recordara.           -Hey, Rodrigo ¿qué fue lo que exactamente dijo tu padre para tú saber que mi vida corría peligro? - dijo con un hilo de voz, sintió como la mano de su hermana la apretaba gentilmente en señal de apoyo            -La planeación fue hace un mes, el rey fue a una visita nocturna inesperada …. Eran las tres de la mañana de un 10 de agosto, el clima era frío, claro está que en el reino de Hielo el concepto de calor solo existe cuando hace “menos frío”; el rey llegó con otros dos guardias a caballo, los tres hombres estaban cubiertos con una capucha negra y armados con espadas por protección. Recorrió el hermosos camino entre árboles para llegar a la entrada principal Monteverde, rodearon la fuente de ángeles que había antes de llegar a la puerta principal donde se encontraba el conde Lord Crisanto Monteverde, esperándolos sin ningún criado a la vista. Los tres hombres bajaron del caballo y el rey se dirigió al conde       -Su majestad - dijo Lord Crisanto haciendo una inclinación con la cabeza      -Guárdate las formalidades para cuando estemos en alguna reunión oficial Crisanto, entremos - se volteó a ver a los otros dos hombres - ustedes oculten los caballos y vigilen que nadie más esté cerca - dijo el rey con una ademán de mano, entrando a la casa El conde lo dirigió en silencio por un pasillo oscuro, el camino estaba apenas iluminado por una lámpara de petróleo que el Lord sostenía. Al final del pasillo elegantemente adornado de cuadros de pinturas de rostros en óleo, doblaron a la derecha; llegaron a una puerta de madera que abrió sigiloso y en silencio, los hombres se adentraron en la habitación cerrando la puerta tras de ellos.  -...Con los que ellos no contaban era que yo estaba despierto estudiando técnicas de ajedrez y había visto todo desde mi ventana, la curiosidad me venció y decidí seguirlos - Rodrigo suspiró y siguió con el relato para las princesas …. Lord Monteverde inclinó uno de los libros que se encontraban en un librero y empujó gentilmente el mueble quedando al descubierto un pasadizo secreto      -Su majestad, usted primero por favor - dijo el conde señalando la entrada con su mano  El rey entró sin preámbulos y continuaron avanzando una vez que cerró la entrada. Bajaron una infinidad de escaleras hasta llegar a un salón redondo, el rey se percató de que había cuatro entradas más por las otras tres escaleras y con accesos del lugar, en medio del salón iluminado por antorchas, se encontraban otras once personas, esperandolos alrededor de una mesa redonda, entre ellos la reina Camila, madre de Eira.      -Camila ¿qué haces aquí? - dijo el rey sorprendido al mismo tiempo que se sentaba en el lugar principal de la mesa - no era necesario que vinieras     -Estamos hablando del destino de una de mis hijas y creo que tengo derecho a saber lo que concierne - dijo la reina dando un sorbo a su copa de vino      -No es como que te interese tanto la vida de Eira - dijo el rey sin importancia y se tratara de otra persona de la que estaban hablando, menos su hija Todos los presentes se acomodaron en sus lugares, para ese entonces Rodrigo se había escabullido por una entrada alterna, quedándose en la oscuridad de la entrada sin bajar las escaleras….      -Me pareció raro ver que en ese lugar secreto de la casa se encontraran los más altos mandos de la burocracia, incluyendo los reyes de una manera tan informal para tratar un asunto que generalmente lo tratan en el palacio, lo que realmente me hizo quedarme fue escuchar tu nombre…. - tragó saliva el Rodrigo un poco nervioso ...un señor de aspecto cansado, gordo y de calva blanca comenzó a hablar se aclaró la garganta dando un trago a su copa de vino y comenzó a hablar      -Bien el motivo por el cual estamos aquí es por la princesa heredera su majestad, como bien sabemos no hay una figura masculina para gobernar, y sinceramente una mujer al mando del poder con el temperamento de su majestad la princesa Eira, no ha sido bien visto con nuestros aliados y el reino de fuego nuestro más poderoso vecino, yo Lord Lombardi dueño de las tierras altas, he expreso ante su majestad retirar el apoyo en cuanto comience la era de Eira Invernalia, pues creo firmemente que es de poco fiar el comportamiento inestable en una mujer - dijo Lord Lombardi sin atisbo de arrepentimiento. El rey continuó callado al igual que la reina, a ambos no les sorprendía el enojo de los más altos políticos de todo el reino   Otro de los presentes continuó con la plática, se trataba de un señor de edad mediana, utilizaba un  monóculo en el ojo izquierdo, tenía una sonrisita un tanto hipócrita un poco oculta por un enorme bigote de color n***o.     -No tan solo Lord Lombardi ha expresado retirar su apoyo a la siguiente era del reinado de Hielo,  yo Lord Bartolo de la misma manera expreso mi descontento por la princesa heredera. Como bien sabemos su majestad, el reino de Hielo desde su fundación hace quinientos años, se ha conformado por relaciones estrechas centrándose en un poder  que le fue otorgado a la casa Invernalia - dijo el señor del monoculo viendo al rey de reojo - la razón por la cual estamos aquí reunidos es para hablar del descontento que hay entre los cortesanos de más alto poder en contra de la princesa heredera, todos hemos venido aquí para romper relaciones con la casa Invernalia si ella es quien sucede al trono - dijo Lord Bartolo  Todos en la sala comenzaron a murmurar en aprobación de lo que los dos lords acababan de decir. El rey por dentro estaba furioso por lo que estaba presenciando ante sus ojos, pues no podía permitir que el poder que le pertenecía por derecho desde hace quinientos años se viera afectado por una simple muchacha rebelde a la cual nunca le había tenido afecto, a pesar de ser su hija tenía motivos para tratarla de esa manera. Tomó con calma su copa y sorbió un poco de su vino, golpeó la mesa y todos guardaron silencio.      -Si la princesa no sucede al trono ¿seguirán sirviendo a la casa Invernalia con lealtad y juramento? - preguntó el rey apretando fuertemente su copa      -No es solo que no suceda al trono, conociendo el carácter que tiene estamos seguros que no se quedará con las manos cruzadas con tal de reclamar algo que se le estaría negando- dijo Lord Monteverde - su majestad sé que estamos hablando de su progenitora, pero si dejamos pasar más el tiempo será demasiado tarde la gente del reino comienza a identificarse con ella y eso es el mayor riesgo que podemos tener      -Entonces, ¿qué sugieren? - dijo el rey conteniendo la furia que comenzaba a calar cada una de las venas de su cuerpo     -Creo que es importante que la princesa sea eliminada, una solución que nos manchará las manos, sin embargo no es la primera vez en la historia de la política que se ha hecho, una simple emboscada, veneno en su copa, las opciones son infinitas - dijo Lord Valverde,otro de los condes ahí presentes      -Sus argumentos son fuertes, ciertamente, Eira ha sido una muchacha problemática para la familia real, pero hay una intención más que me están ocultando y necesito saberla para saber si deshacerme de mi propia hija es la opción más viable - los vio a todos con la mirada fría e intimidante característico del monarca, Lord Monteverde se aclaró la garganta, y con un poco de de tiemble en su voz habló.      -Hace unos días, llegó Carlos, uno de mis espías quien tiene base en la capital del reino de fuego, y le llegó información confidencial por parte de una de sus fuentes confiables dentro del palacio que planean conquistar este reino una vez la princesa Eira tome posesión de la corona en alianza con el reino de los mares, por lo que en cualquier momento puede su majestad recibir atentados contra su vida con la finalidad de acelerar su proceso - tomó un poco de aire y continuó - por lo cual la opción más viable es que sea la princesa quien pierda la vida y busque engendrar a un heredero varón  El rey se quedó callado durante un momento meditando lo que acababa de escuchar, no quería que las cosas terminaran así para la muchacha, a pesar del poco afecto que le tenía, lo cierto es que en tales circunstancias él no sacrificaría absolutamente nada por ella.      -Bien, hagamos un plan y démosle santa sepultura a Eira  - dijo sin más preámbulos.  -..... A la siguiente semana se reunieron todos para planear tu asesinato, incluyendo a tu hermana Fedra quien planeó todo con la reina sobre el intento de engendrar a un heredero varón - Rodrigo estaba con la voz quebrada, parándose repentinamente en medio de la oscuridad- Lo siento Eira, no debí esperar a que este día llegara para rescatarte, pero no tenía ningun plan y pensé que tal vez pidiendo tu mano, siendo yo un Monteverde las cosas cambiaran - un llanto suave se hizo presente en él - pero no tuve tiempo más que de planear un escape fallido -  Eira abrazó a su amigo en un acto de agradecimiento, las lágrimas le resbalaban por las mejillas, sentía rabia, enojo e impotencia al saber que su amigo había sufrido todo este tiempo guardándose algo de esa magnitud.      -Hey Rodri, te debo la vida, hiciste lo que pudiste hacer y no puedo estar más agradecida con la vida por tenerte a ti y a mi hermana - dijo al mismo tiempo que Elena se incorporaba al abrazo grupal. Los tres recuperaron la cordura, se aclararon la garganta al mismo tiempo que limpiaban las lágrimas de sus mejillas.     -Vamos, tenemos que continuar, les haremos pasar el peor rato de toda su mugre existencia - dijo Rodrigo con determinación echando a andar nuevamente. 
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