Al llegar a los muchachos al establo, se percataron que no eran los únicos intentando escapar del lugar que se encontraba bajo ataque. Eira, Elena y Rodrigo estaban recuperando poco a poco la audición y con ello entendiendo las palabras de Mishal. Estaban desatando los caballos en medio del alborto y de la gente asustada que se encontraba en el lugar, Eira se apresuró a ayudar a Mishal a sacar su caballo porque tenía cierta dificultad para salir, pues tenía el camino obstruido por una fila de caballos asustados y por el ambiente de nerviosismo mezclado con miedo del lugar. La princesa rebelde notó que el pelirrojo tenía rastros de ligeras quemaduras en la ropa sobre todo en la parte de las mangas cerca de las manos, desde que habían iniciado el viaje juntos había notado que su vestimen

