Habían pasado cinco días desde que Eira había estado vianjando a solas con Mishal, habían cruzado la frontera pasando por Montes bajos, que estaba en ruinas. Llevaba cuatro días conociendo las tierras en el reino de Fuego, y la rubia estaba encantada con todas la diferencias que podía encontrar entre culturas.
Era verdad que Eira en el fondo extrañaba el clima frío de las montañas y la vestimenta tan cargada llena de túnicas, gabardinas y bota de cuero que a comparación con los pobladores del hielo, los pobladores del fuego llevaban ropas más “atrevidas” ya que eran más frescas. Jamás había sentido el calor en su piel y era algo divertido aunque muy agotador para ella. La época de calor en el reino de Hielo no se comparaba en nada con el verano abrazador del reino vecino.
- ¿Cómo es
