Horas antes Indivar. Indivar había absorbido la energía de Nefered, se sentía un poco agitada, como el agua cuando hierve, trato de tranquilizarse, y cuando Kilian la encontró regando las plantas que su madre tenía en la cocina ya estaba fría y calma como siempre. — Hola. —dijo el rubio tratando de sonar normal, como si el hecho de tener a una hermosa joven en su cocina solo a su vista no fuera mayor problema. — Buenos días, Kilian. — La sonrisa de la joven lo llevó a imaginar un collar de perlas, blancas y brillantes, algo digno de ver. — ¿Sucede algo? —pregunto Indy, al darse cuenta de que Kilian tenía cara de idiota. — Tienes una sonrisa hermosa. — respondió viéndola un poco embobado. — Si, eso dicen. —sus hermanas siempre se lo decían. — Te deben alagar mucho los jóvenes. — En

