Capítulo 3

3222 Words
Sariel y Raquiel hicieron contacto visual por una milésima de segundo. Estaban presentando el examen de Estado que todos los que estaban en el último año de secundaria debían presentar si aspiraban a continuar la educación universitaria. Ambos en sus casi 18 años de vida nunca habían utilizado sus poderes telepáticos para hacer trampa en un examen, Monder los había educado de tal forma que no hicieran eso. Pero el examen estaba muy difícil, y el tiempo se estaba agotando. -Deberías leer la mente de Adams, es el más inteligente en matemáticas – le dijo Raquiel a Sariel telepáticamente. -Sabes que está mal utilizar nuestros poderes para un propósito tan banal – lo amonestó Sariel. -¿Banal? ¿Un examen tan importante te parece algo banal? Te recuerdo que gracias a un buen puntaje Merlín pudo estudiar en Columbia. -¡Pero no haciendo trampa! – le dijo Sariel, para acto seguido darle un golpe telepático que dejó aturdido por unos segundos a su hermano. Los minutos pasaron, y Sariel y Raquiel, siguiendo los buenos principios enseñados por su padre, terminaron el examen sin necesidad de leer los pensamientos de los demás estudiantes para saber las respuestas. Terminaron justo cuando la chirriante campana sonó, anunciando el final de la jornada escolar. -¡Oh vaya! ¡Al fin salimos de esta mierda! – exclamó Dylan, un amigo en común de los gemelos, mientras salían del salón. -Oye, lenguaje – lo amonestó Sariel. -¡Fiesta es mi casa esta noche! – Exclamó otro de los estudiantes de último año - ¡Habrá comida, bebida, y buena música! -¡Oh! ¡Genial! Hace mucho que no voy a una fiesta – dijo Dylan, para después mirar a los gemelos - ¿Ustedes vendrán? -Sabes que no somos de ese tipo de planes – le dijo Raquiel. -Entiendo que ustedes sean de una familia protestante devota, pero ¿no se han puesto a pensar que están desaprovechando los mejores años de su vida? ¡Son momentos que no regresarán! Los nefilim se miraron durante un breve instante. Ambos sabían que lo que su mejor amigo les decía en parte era cierto. Llevaban 17 años cumpliendo con un estricto régimen angelical, que por ratos se les olvidaba que eran mitad humanos. Jóvenes que no habían quemado todavía su etapa de jóvenes. Iban solamente de la base de Los Vigilantes a la escuela, y de la escuela a la base; no salían con amigos, no iban a los partidos de fútbol de la escuela, y mucho menos a fiestas. -Bueno, es el último año, creo que una fiesta no nos hará mal – dijo Raquiel, mirando a su hermana. Ella no parecía del todo segura, pero no se negó -. Iremos un rato. -¡Genial! ¡Los pasaré a recoger a las 8! – dijo Dylan, entusiasmado. -Creo  que es una pésima idea – dijo Sariel, unos minutos después, mientras iban en el autobús escolar -. ¿Una fiesta? Sabes perfectamente que las fiestas de secundaria son de todo menos sanas. -Pues no vengas si no quieres – dijo Raquiel, mirando de reojo a la chica que estaba en los asientos de al lado, que no lo paraba de mirar -. Dylan tiene razón, estamos desaprovechando lo poco que nos queda de adolescencia ¡Una sola fiesta no nos hará daño! Sariel no dijo nada más. Era estúpido discutir con su hermano. Poco después, el autobús los dejó en el desolado vecindario en el que ellos decían que vivían, solo por guardar las apariencias. Los creerían locos si decían que vivían en un castillo a las afueras de la ciudad que no era visible para el ojo humano. -¡Oye, mira! ¡Vendrá a concierto DJ Vlad! – dijo Raquiel, viendo uno de los tantos posters que estaban colgados en los postes -. Deberíamos ir. Es su primera gira en Estados Unidos. -Es música mundana – se negó ella, pero apenas Raquiel siguió caminando sin mirarla, ella arrancó uno de los posters y lo guardó en su mochila. Era una fan secreta del DJ ruso. -No eres buena ocultando cosas ¿sabes? Tus pensamientos lascivos hacia DJ Vlad retumban también en mi mente – dijo Raquiel sin voltear a mirarla, y ella apenas se sonrojó -. Refuerza tus escudos mentales, si papá sabe que te encanta un “mundano” de esos, le dirá al tío Miguel que te discipline. Sariel iba a responderle, pero de nuevo recordó que era estúpido discutir con su terco hermano y siguió caminando. Por supuesto, ambos ignoraban que el famoso DJ ruso de su misma edad era un nefilim igual que ellos. -Conseguiré las entradas, considéralo mi regalo de cumpleaños por adelantando – dijo Raquiel después de un momento, cuando ya se iban acercando al castillo. -No tenemos dinero, nuestro padre a duras penas nos consigue para los almuerzos de la escuela ¡Y eso es porque vende el poco oro y perlas preciosas celestiales que consigue! -Le pediré prestado a Merlín. -¿Y cómo piensas pagarle? Le pediste prestado hace unos meses para comprarnos el último iPhone ¡Y no le has pagado! -Conseguiré un trabajo de verano ahorita que nos graduemos de la escuela, le pagaré todo lo que debo – dijo Raquiel, y su hermana apenas rodó los ojos. Tras caminar otro largo rato, los gemelos nefilim llegaron al castillo de Los Vigilantes. El ambiente era el de siempre. “Los ángeles sin alas” como solía llamarlos Raquiel desde pequeño, iban y venían, tratando asuntos importantes de la Estirpe de los Hombres. Cuando Sariel entró a su habitación, lo primero que hizo fue sacar el afiche de DJ Vlad y colgarlo en la pared, junto con los demás afiches que tenía del DJ ruso. Se quedó un rato embobada mirando sus fuertes facciones, su nariz perfecta, sus labios carnosos, sus impresionantes ojos azul zafiro, y su cabello n***o azabache perfectamente peinado con un corte juvenil moderno. Él ya había sido nombrado por las revistas más famosas como el joven más hermoso del mundo, y de eso no le cabía duda a Sariel. El ruso superaba en belleza incluso a su hermano Raquiel, cuya belleza angelical tenía embobadas a todas las chicas de la escuela. Después, bajo a la cocina a preparar la cena. Cocina la cual había sido construida en el castillo solo para ellos, los nefilim. Sí, eran inmortales, pero no significaba que no pudieran morir de hambre. -Ummm ¿es sopa de tomate lo que mi nariz huele? – escuchó la voz de Merlín, el cual entró a la cocina mientras se soltaba el nudo de su corbata -. Hola, ricitos de oro – saludó el mago a la rubia con un beso en la frente - ¿Qué tal el examen? -Pues espero no perderlo – dijo ella, revolviendo la olla - ¿Y tú? ¿Qué tal las cosas hoy en el hospital? -Lo mismo de siempre. Accidentes domésticos en su gran mayoría. -¡Eh! ¡Merlín! ¿Qué onda viejo? – dijo Raquiel entrando a la cocina, saludando al médico con un choque de puños. -¿Me podrían ayudar con la cena? – preguntó Sariel, y entonces Raquiel tomó unos panes y los empezó a tajar en la tabla, mientras seguía hablando: -Oye, Merlín – llamó la atención del mago, el cual estaba consultando los últimos hechos noticiosos en su celular -. Sariel y yo queríamos saber si nos puedes prestar algo de dinero para comprar las entradas para el concierto de DJ Vlad. -No me quiero imaginar qué pensará su padre si llega a saber que están yendo a conciertos mundanos – dijo Merlín, no pudiéndose negar ante la dulce carita de Sariel pidiendo que accediera a la petición de su hermano. -Como si a él le importara lo que hacemos…- masculló Raquiel, recibiendo una severa mirada de Sariel -. ¿Qué? Hace tres meses que no lo vemos, y en todo ese tiempo solo ha enviado una carta. -Es porque está a años luz de aquí, cumpliendo con su misión en el Consejo Intergaláctico – le recordó Sariel. -Oh, sí, verdad que a don Monder se le dio por preferir representar a Los Vigilantes ante un Consejo que ni siquiera trata asuntos del planeta tierra, y dejó tirados a sus hijos – dijo Raquiel, por poco y tirando la sopa al suelo mientras ayudaba a servir -. Y desde que tengo uso de razón, él siempre ha estado ausente, lo vemos pocas semanas al año ¡No ha sido un buen padre! ¿Y te atreves a excusarlo? ¡Prácticamente nos ha criado Merlín! -Ya, es suficiente – dijo Merlín, no soportando la pesada energía telepática que expiraba Raquiel siempre que se enojaba -. No debes hablar mal de tu padre, debes honrarlo, como lo dice el mandamiento. La palabra de Dios no nos dice si hay que honrar a nuestros padres solo si son buenos padres. Hay que honrarlos sea como sean. -¿Tu honras a tu padre? ¿No, cierto? ¡Porque es un demonio! – dijo Raquiel con ironía. Merlín suspiró. Definitivamente Raquiel había heredado la testarudez de tu progenitor. -Nunca me he metido con él, y definitivamente nunca he hablado mal de él como tú lo haces con tu padre, así que no se podría decir que lo he irrespetado – dijo Merlín, con la paciencia que siempre le ha tenido al testarudo nefilim. Los tres nefilim terminaron de cenar. Los gemelos se fueron a sus habitaciones a hacer sus deberes escolares, mientras que Merlín se dirigió al despacho de Remiel, el líder de esa base de Los Vigilantes. Hacía ya varias lunas que no hablaba con él, y quería saber qué se había hablado en la más reciente audiencia que tuvo con los arcángeles. -¿Puedo pasar, mi respetado Remiel? – preguntó Merlín, con la puerta entreabierta. -Sigue, mi estimado Merlín – dijo el que una vez fue la mano derecha del arcángel Gabriel antes de la Caída. Cuando el mago estuvo más cerca, señaló el elixir que estaba sobre su escritorio - ¿Querrás una copa? -No, gracias. Vine a preguntarte sobre lo hablado en tu última audiencia con sus altezas reales, los arcángeles ¿se habló algo de nosotros, los nefilim? -Siempre se habla de ustedes en todas las reuniones que impliquen temas angélicos – dijo el ángel de las revelaciones, sirviendo una copa de elixir celestial y bebiendo un sorbo -. El hijo varón de Lucifer sigue apartado de los caminos, y parece reacio a volver, más aun cuando su hermana le reveló de quién son hijos. -¿Y ella? ¿Qué tal está? – preguntó el mago, no sabiendo por qué sentía tanta curiosidad por la hija del rey del inframundo. -Según informó Raziel, cada día más fuerte y sabia. Se espera que después de su bautismo, nuestro Padre apruebe que sea nombrada como la representante de la Estirpe de los Hombres ante el Consejo Intergaláctico. -¿Un representante de nosotros los humanos ante el Consejo Intergaláctico? ¿Acaso es eso posible? – preguntó Merlín, asombrado. -Hay un representante de todas las razas, incluido un representante de las criaturas del mundo mágico, la reina Titania. Ya era hora de que alguien del mundo mortal representara a su r**a, cosa que no había sido posible antes porque el nombramiento es por 2.000 años, y definitivamente ningún humano común vive eso. Y ya que la norma es que sea alguien de sangre real el representante de su estirpe, qué mejor que la hija de un príncipe celestial exiliado. Ante eso, Merlín no tuvo nada que discutir. Si bien él también tenía sangre real corriendo por sus venas, definitivamente los hijos de Lucifer tenían más rango que los hijos de Monder, y que él. Sariel y Raquiel son descendientes del Rey David, un rey humano, él era el hijo bastardo de una de las amantes de Aurelius Ambrosius, que ante la violación sufrida por Asmodeo, ella convenció al gran rey de los britanos que era su hijo, y fue internada en un convento; pero los hijos de la oscuridad son hijos de un ser que antes fue un ser de luz, un arcángel del Cielo, príncipe regente y la mano derecha de Dios. Prácticamente, los hijos de Lucifer también son príncipes angélicos. -¿Cuándo les van a relevar a las dos parejas de gemelos que no son los únicos nefilim? ¿Cuándo les dejarán leer el evangelio de Santiago el Justo? – quiso saber Merlín. -Deja que la profecía se cumpla, Merlín. Los cuatro se conocerán en su mayoría de edad, o tal vez un poco antes, y sin que intermediemos directamente los seres angélicos, como es lo acostumbrado. Sabes cómo pasan las cosas por designios de nuestro Padre – respondió el ángel caído, mirando por la ventana hacia el extenso bosque -. Podría incluso pasar algo grave en la vida de alguno de ellos para que deba recurrir a los demás. Los planes de Jehová, aunque raros nos parezcan, son perfectos – hace una pausa para mirar seriamente al mago-. Debes mantener los ojos muy abiertos.   Jelena dio otro sorbo a su café caliente y volvió a mirar la hora en su celular. Su hermano llevaba media hora de retraso. No le sorprendía. En las pocas veces que su hermano lograba sacarle un espacio en su apretada agenda como el DJ adolescente más famoso del planeta, solía llegar tarde. Siempre quedaba atorado en alguna calle firmando autógrafos y tomándose fotos. Minutos después, vio que una camioneta blindada aparcó frente al restaurante. Del vehículo se bajaron dos grandes guardaespaldas que le abrieron la puerta y lo escoltaron hasta el interior del restaurante, el cual él había apartado para ellos solos. Jelena no supo a qué horas su hermano gemelo había amasado tanta fortuna como para permitirse una cosa de esas. -Hey, estrellita – la saludó su hermano con un beso en la frente, para después sentarse frente a ella -. Lamento la tardanza, ya sabes cómo es esto de movilizarme por las calles Moscú, los paparazzi lamentablemente saben en qué edificio vivo. -No te preocupes, de todas formas ya me acostumbré a esperarte largos ratos – dijo ella, sonriéndole afectuosamente -. Y siempre te esperaré. -Eres un amor – dijo él, tomando una de sus manos y besándole delicadamente el dorso de esta - ¿Qué tal va la escuela de ballet? – preguntó, al darse cuenta de que su hermana llevaba puesto el chándal de la academia estatal del Bolshói de Moscú. -Va muy bien, ya estamos preparando el recital de fin de año, y tras el recital me graduaré como bailarina profesional – dijo, con la emoción notándosele en el brillo de sus ojos -. Y lo más probable es que me contraten en el cuerpo de bailarines de la compañía. -Eso me llena de mucho orgullo, Jel – dijo él, mirándola con afecto, pero a la vez, con lastima - ¿Pero enserio crees que vas a poder cumplir tu sueño con todas las ocupaciones que vas a tener con el mundo celestial? -He hablado con Raziel de ese tema, él está seguro de que podré cumplir con mis obligaciones terrenales y angélicas. -Raziel…- musitó Vlad rodando los ojos - ¿Ha dicho algo de mí? -Sí, lo preocupado que está por tu alma. Y a decir verdad, yo también estoy preocupada por lo mismo. -Estoy perfectamente bien, hermanita – dijo Vlad, tocando el botón que estaba en la mesa para llamar al mesero - ¿Qué querrás de cenar? Apuesto a que releíste toda la carta en el tiempo que duraste esperándome. -¿Qué estás perfectamente bien? – Replicó ella después de que el mesero se retirara al tomar sus órdenes – Sabes que no me corresponde a mí juzgarte, pero sí advertirte: estás llevando una vida de pecado que definitivamente a Dios no le agrada, y estás a tiempo de arrepentirte y volver a sus caminos. -¿Vida de pecado? ¿Vivir como un ser humano normal es vivir en pecado y no agradar a Dios? De hecho, vivo mejor que los mortales; no fumo, no bebo, no fornico ¿eso te parece estar en pecado? -Esa es la cuestión – dijo ella, mirándolo con severidad -. No eres un humano normal. Dios permitió que nosotros, los únicos en nuestra especie, naciéramos, y eso es porque nos tiene un propósito. -Ya hemos hablado de esto miles de veces Jel ¿podemos cenar tranquilos sin tener que discutir de nuevo? Jelena decidió dejar el tema hasta ahí. Su hermano era terco como una mula, y definitivamente no quería tener una discusión con él, no de nuevo. La última vez que se habían encontrado, en ese mismo restaurante, Vlad había terminado por dejarla a ella tirada con la cena a medias en un ataque de ira. Pero como buenos hermanos, no duraron muchos días enojados y se habían reconciliado. -Estás…fornido – dijo Jelena, no evitando notar que su hermano estaba más acuerpado que la última vez que se vieron. Sus hombros estaban más anchos, y sus brazos estaban ganando volumen. -Y deberías ver mi abdomen, tengo una buena chocolatina marcada – dijo él, y ella rió -. Supongo que es lo único bueno de ser mitad ángel, tengo buen cuerpo sin necesidad de ir al gym. Y tú no te quedas atrás ¿eh? He visto las fotos en mallas que publicas en **, se te han ensanchado las caderas, y tus pechos han…- quiso completar la frase, pero le dio vergüenza. Después de todo, es su hermana, incluso se sentía como un enfermo por haberse dado cuenta de esos detalles. -¿Crecido? Sí, lo sé, como la mayoría de mujeres rusas. -¿Algún pretendiente del que me deba preocupar? – preguntó él, para después echarse un bocado de caviar a la boca. -Muchos, pero a ninguno les hago caso, no es mi intención ilusionar a ningún mortal – respondió, por supuesto que aun ocultándole que estaba manteniendo una relación prohibida con Metatrón - ¿Y tú? -Tampoco quiero ilusionar a ninguna chica, y definitivamente no quiero meterme con alguna solo por pasar el rato, no soy ese tipo de hombre – suspiró, pensativo -. Creo que estamos condenados a pasar el resto de nuestras terrenales vidas, solos. Somos los únicos en nuestra especie. Los gemelos terminaron de cenar, y se dirigieron a la camioneta que escoltaba al DJ más famoso del momento. -Como no estaré aquí para nuestro cumpleaños, he decidido darte por adelantado el regalo – dijo Vlad, dándole varias bolsas de marcas caras a su hermana -. Feliz cumpleaños 18, hermanita. Un reloj Cartier, ropa de Chanel, zapatos de Gucci…bolsas y bolsas de cosas caras que a Jelena si bien no le disgustaban, tampoco se alegraba de que su hermano gastara millones en ello. -Gracias. Yo…no sé qué darte de regalo, no tengo dinero, o bueno, no todo el que tú tienes – dijo ella, apenada por seguir dependiendo de él. -Tu sonrisa es mi mejor regalo – dijo él, dándole un beso en la mejilla -. Nos vemos en unos meses, cuando regrese de mi gira por América.    
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