Verónica. Entramos a la casa tranquilamente y la ama de llaves nos recibe alegremente, como siempre, ella era de esas personas que te inspiran confianza, y que sin duda eran de fiar. —Joven Patrick, su familia lo espera en el jardín. Caminamos hacia el lugar anteriormente mencionado y yo ruedo los ojos. ¿Preparados para la función? Porque yo si. —Que gente tan cara larga– susurra Nicolás por lo bajo al llegar a donde está mi familia. Curvo una sonrisa divertida mientras avanzamos y la verdad es que era cierto, el dinero se les subía a la cabeza y el estar en presencia de personas "indignas" para ellos era terrible. Indignos ellos. Los únicos alegres eran mis padres. Ay, cuanto amaba a esos viejos. —Rode, querida ¿Cómo estás?—saluda mi madre. —Hola... Bien, gracias ¿y us

