Desperté sintiendo un brazo rodeando mi cuerpo, Javier había llegado y no supe a qué hora entro a nuestra habitación, sonreí al verlo dormido, su rostro pacifico me daba paz a mí también, comencé a acariciar su rostro, su perfilada nariz, sus cejas, sus labios gruesos y rosados… comenzó a abrir los ojos lentamente y sonrió.
—buenos días— me dice medio adormilado, sonrío al verlo
—¿a qué hora llegaste anoche? No te sentí— le pregunto sin dejar de mirarlo fijamente.
—estabas muy dormida, llegué hace unas horas, papá me dijo que él se encargaría de mamá, dejé a Daniel en casa ya que Raúl también ya estaba agotado y vine aquí— asiento mientras acaricio su cabello
—entonces te dejo para que duermas un poco más, me iré al hospital y más tarde me dices cómo te fue con tu familia— hace un puch
