El camino a casa de mi padre me pareció eterno, aunque Javier no quería que yo viniera, insistí demasiado, yo solo iba viendo por la ventana hacia la nada, hacía meses que había dejado esta casa para independizarme, después de pelear mucho con él y prometerle que volvería cada fin de semana a visitarlo, Javier estacionó el auto en la cochera y bajó para ayudarme a salir, aun seguía un poco débil pero el se ofrecía a ayudarme para todo, me limpie las lágrimas con el suéter que me habían dado en el hospital y le pedí que me ayudara a sacar las llaves de mi mochila, al entrar pude oler su perfume, la casa olía a mi padre, a pesar de que él no estaba físicamente conmigo, la casa me lo recordaba en cada rincón, mi teléfono comenzó a sonar, me estremecí por completo pero no respondí, una segunda
