Un leve y agudo chillido causa que me despierte. Abro mis ojos lentamente, intentando en el proceso evitar que la luz me dé de lleno en la cara. Para mi muy buena suerte, no logra llegarme a los ojos. Aunque el día no se ve muy lindo en estos momentos, hay un poco de sol ahí afuera. El calor que siento en mi cintura no se compara en nada con el que tengo en mi espalda. Es un calor reconfortable y muy extraño de una manera muy excitante. No me asusto. Todo lo contrario. Me acurruco más para absorberlo y quedármelo conmigo por un buen rato, ignorando el hecho de que los rayos de luz siguen entrando por la ventana. Respiro su aroma varonil al mismo tiempo en que cierro mis ojos para conciliar aquel sueño interrumpido, pero de nuevo se ve llevado al barranco a causa de ese pequeño aullido ag

