¡Ja! Aún necesitamos ver a la obstetra. —No, no me mires así, Dylan —le advierto con el ceño fruncido—. ¿Qué tal si vas al salón y le haces compañía a nuestra invitada mientras me cambio? Si no quieres hacer eso, puedes quedarte aquí mientras me cambio en el baño. Dylan sacude la cabeza haciendo pucheros con los labios. ¡Dios! No necesita esforzarse tanto para ser adorable; incluso con una cara seria lo es. Sin embargo, si está haciendo esto para meterse en mis piernas cuando la obstetra está esperando, no puedo bajar la guardia. Necesito endurecer mi corazón para resistir su encanto esta vez. ¡Oh! Y debería preguntarle al obstetra más tarde si "podemos hacerlo". Si es seguro, no debería haber ninguna razón para rechazarlo... más allá de que no esté de humor. ¡Argh! Todavía no somos una

