—Por favor, disfruten de su comida —dice la camarera con su infame sonrisa profesional. Parece agotada y probablemente mal, pero ahí está, trabajando diligentemente durante su turno. Me recuerda a mí misma, cuando trabajaba como una máquina en el pasado. Los resfriados y los dolores corporales no eran suficientes para detenerme de cumplir con mi trabajo. Sin embargo, últimamente he aprendido a disfrutar de los descansos. Y no está nada mal. Tener un descanso de vez en cuando realmente vale la pena después de todo el trabajo duro. ¿Para qué trabajar si no es para vivir cómodamente, verdad? Ja... quizá solo sea mi opinión. —¿Qué pasa? ¿Tienes algo más que quieras pedir? —pregunta Andréi, golpeando la mesa con la punta de su dedo índice. Sacudo la cabeza. —No. —Le sonrío a la camarera. —E

