¿Quién hubiera pensado que me desmayaría solo por saltarme el almuerzo durante dos días? Bueno, también llevaba varios días sin dormir, así que era solo cuestión de tiempo antes de que mi cuerpo se rindiera.
—Sabía que dirías eso. ¿Por qué no cenamos esta noche? Los tres, tú, Sabrina y yo — dijo Andréi mientras me observaba continuar con mi trabajo, esperando una respuesta.
Suspiré. —No creo que pueda unirme a ustedes. Solo puedo pensar en dormir cuando termine el trabajo hoy. Es solo miércoles y todavía me quedan dos días de trabajo más.
—Tienes que trabajar también los sábados — respondió, como si no hubiera dicho nada de lo que acababa de mencionar.
Ahí estaba otra vez. El jefe, adicto al trabajo, queriendo que todos los que lo rodean hagan lo mismo.
—Pensé que solo tenía que traba
