Amanecí en el suelo con las mejillas húmedas. A mi alrededor no había nadie. Recordé que me había quedado sola. Nadie estaba para mí. Mi roca se había ido. Para siempre. *** Me había quedado sentada en el sofá mirando a la nada por más de una hora, a mi alrededor veía a las personas dar vueltas, haciendo llamadas. Pareciera que nadie se hubiera dado cuenta de mí, solo era un bulto sin hacer nada, no sabía qué hacer, cómo reaccionar a ello. Todo esto me hacía sentir todo y a la vez me hacía sentir nada…papá sabría qué hacer si estuviera aquí. Pero ya no estaba y nunca lo estaría con nosotros. ¿Quién le había arrebatado la vida? ¿Qué persona debería morir a manos mías? ¿Quién era? Tenía pensamientos asesinos, pero era lo mejor, a no pensar nada. —Nena, tienes que comer algo —¿qu

