—No pienso ir —dijo Janine—. No tengo acompañante. No tengo entrada. No pienso ir. —Te compré una entrada el otro día —dijo Pash—. Así que al menos ya puedes tachar eso de tu lista. Janine se dejó caer sobre la cama y hundió la cabeza en su almohada. —No tengo acompañante —repitió—. Y en realidad, no lo quiero. Solo quiero quedarme aquí en mi habitación y ponerme hasta arriba de helado de chocolate n***o mientras que veo Las Chicas Gilmore. Pash suspiró dramáticamente. —¿Sabes? Tienes razón —dijo—. Quiero decir que, Damian ya es mayorcito. Él sabrá hacerse cargo de la situación. Al fin y al cabo, es él quien ha metido la pata. Janine levantó la cabeza y miró a Pash. —¿Estás tratando de chantajearme? —preguntó. Pash parecía indignada. —No puedo creer que pienses una cosa así. He si