Capítulo Veintiuno Me detuve en la solapa de la tienda abierta, agarrando el borde rugoso de la tela mientras miraba a Tendao arrodillarse a un lado de Yzebel y abrir su cartera de cuero. Se colocó un mechón de pelo marrón detrás de la oreja y examinó el contenido de la bolsa. Sus dulces ojos estaban muy concentrados. Puso la mano en la mejilla de su madre. Pasó un momento antes de que hablara. —Necesito dos tazones de agua caliente. —Sacó un paquete de cuero de la bolsa—. Pero solo medio llenos. Fui corriendo a la cocina, donde Riona cortaba zanahorias y las echaba en la gran olla. Jabnet estaba junto a ella, revolviendo la olla. —Jabnet —dije—. Tendao necesita dos tazones de agua caliente. ¿Puedes ocuparte? —Sí. —Tomó un puñado de piedras y las colocó en las brasas encendidas, y a

